martes, 23 de noviembre de 2010

Un mal sueño y ganas de llorar... Cranberries.

Sonreír mientras tienes ganas de llorar. Dedicar una inocente y falsa sonrisa a tu madre mientras intenta que algo te ilusione. Hablar con los amigos de temas banales y tonterías sin importancia para que no te pregunten "QUÉ TE PASA". Y ella. Qué pasa con ella.
Joder!
Años enteros solo, completamente solo, vagando por la blogosfera, navegando entre la soledad, el odio, el empirismo, los proyectos personales...  todo diseñado por tu mente sin contar con que ella aparecería de repente y en menos de un mes significaría para ti muchísimo más que algunas personas a las que conoces de siempre. Una tía a la que hablas con la más absoluta sinceridad. No necesitas ocultar nada cuando estás con ella. Con ella te sientes libre..  encima tú también significas algo para ella. ¿El qué? Algo bueno. Se preocupa por ti..  o hace como que así es. Te hace feliz.. Y encima es guapísima y os dáis besitos como en las películas. Y todos os envidian por estar juntos...   y aún te deprimes más porque se supone que con esto último deberías ser el tío más feliz del mundo. Se supone que a su lado no existen los problemas...  se supone que ahora eres feliz, no solo por ella, sino por ciertas cosas que han cambiado en tu vida...  y ni si quiera te sirve con eso. Estás con la chica más complicada y espectacularmente perfecta de todo Madrid y te sigue faltando algo.

Hoy te has vuelto a levantar de la cama con ganas de llorar. Con ganas de que tus lágrimas formaran parte del agua de la ducha.  Con ganas de volver a escuchar esas canciones de los Cranberries que te recuerdan a aquellos tiempos en los que veías videos de StSk en YouTube y soñabas con ir a Pleasanton, CA., y conocerla, en plan Mandy Moore..  y de hecho la estás escuchando ahora. Estás escuchando "When you're gone" una y otra vez y has vuelto al 2008...  y sigues pensando en los cambios que han pasado por tu vida mientras tú intentabas resolver el puzzle de tu propia identidad. Y por estas alturas, sí, puede que hayas puesto algunas piezas..   pero sigue sin completar. Y por alguna extraña razón presientes que seguirá sin completar eternamente.
Anoche soñaste con ella, con SFF, y con JLF, y con tu tía...   y todo ese pasado se mezclaba con ella y tú te sentías impotente al descubrir el nefasto desfase de tiempo que se había producido en aquel sueño cruel que te asaltó a las cuatro de la mañana.
Vale. Serán los exámenes. Estarás agobiado. Después tendrás tiempo de realizar tus proyectos, y de relajarte un poco, y de retozar con ella tranquilamente mientras termináis el culín de otra botella de algún suave licor que os aromatice otro idílico beso sobre la almohada...  pero, ¿y si no es así? Sabes que sí, que lo será, pero no del todo. Te seguirá faltando algo. O sobrando algo. Y es posible incluso que sepas qué es eso que te falta o te sobra. Joder. Otra vez joder.
Eres el único tío que conozco que cuando está con su chica piensa en todo menos en cualquier connotación sexual...  el único que no la quiere por follársela. El único que la quiere por todo menos por eso...  y aún así temes porque la gente lo piensa y tú no. Quieres que se sienta segura, que confíe en ti, que te vea realmente como eres. No tienes nada que ocultar y aún así crees que no la mereces, que es demasiado perfecta para ti.

Y sigues mirando por encima del hombro a todos esos cobardes que no trasnochan por miedo a vivir de verdad. Y sigues haciendo flexiones cada vez que te pillas un cabreo...  y sigues pensando en ella cada cinco minutos. En tocarle una canción. En estar a su lado. En hacer manitas, como en las películas, en plan ñoño, como si tuvieras diez años. Que pensabas que esas cosas no eran para ti y mírate, ahí estás, abstraído y trastornado por un amor no conocido hasta ahora. Y por eso se supone que, aunque sufriendo un poco, deberías ser completamente feliz. En clase las cosas te van relativamente bien. Te llevas bien con todo el mundo.


Pero sigues "rayado" o "rallado" porque no todo es perfecto. "Que no se puede querer todo en esta vida".  Mentira. Eres un puto perfeccionista y por ese mismo motivo siempre tendrás razones para no ser feliz. Supongo que como todo el mundo. Será esa la razón de que todos tus profesores súper sabios coincidan en que la enfermedad de moda del siglo XXI es la depresión.. o algo cercano.


Tu relación con esa persona se ha degradado y lo sigue haciendo segundo tras segundo. La distancia va creciendo irremediablemente y tú te alegras, pero no terminas de asumirlo y sabes que te dolerá eternamente. Esa persona que ocupaba tantas de tus entradas en el blog, esa persona que te ha inspirado durante tanto tiempo... ahora se va de tu lado y tú te sientes aliviado, y a la vez solo. Cuestión de cambios...  que ahora tu canción haya pasado de ser "The Boxer" a "Romeo and Juliet". Cuánto ha llovido..  y te duele recordarlo.
Que este año la carta a 2011 va a ser especial. Que últimamente tu mente ha descarrilado. Que las cosas pasan cada vez en menos tiempo. Que hace nada que discutías en medio de la rambla de Barcelona por cuestiones de orgullo ajeno hiriendo el tuyo; que hace bastante poco que agarrabas con tus manos la arena del Mediterráneo y hace aún menos que tus dedos se hundían bajo aquellas dos almohadas rosas llenas de deseo.
Y mientras tanto intentas mirar hacia adelante, ver el futuro precioso que siempre te has imaginado. Y no ves ninguna razón para que no se cumpla.
Se acerca la Navidad. No tienes casi ni un puto duro porque cierta persona te lo robó absolutamente todo y odias ver a la gente comprando cosas mientras tú no tienes para pagarte ni un kebab o un durüm. Que se supone que el dinero no da la felicidad...  pero eso es mentira. Desde el final del feudalismo, el dinero ha sido el valor decisivo en la felicidad de las personas. Tanto por tenerlo como por no tenerlo.
Y mientras tanto suena "You and me", y después "What's up", de los 4 non Blondes, y vuelves a San Francisco, y te sorprendes otra vez con "Wind of change", con los Scorpions a toda pastilla.. y pensando en lo tuyo otra vez. Y en ella. Mujer pálida con los cabellos rizados y unos labios que saben a felicidad allá por donde los toques.
Y encima miras la hora y te das cuenta de que tienes que irte a dormir. Aunque la hora nunca te ha importado...  ni lo hará. Pero tienes que hacer dos trabajos, estudiarte ocho globales con las butacas del teatro en medio, y después se te echará el tiempo encima porque, como buen españolito, siempre lo dejas todo para última hora..  y lo bien que vives.
Y mañana otra vez, con ganas de llorar y unas obligaciones que cumplir...

jueves, 11 de noviembre de 2010

Carta a un amor nunca recibido.

Hoy una puñetera canción me ha vuelto a hacer llorar...  pero no por lo mucho que te extraño y lo bonita que es nuestra relación rota desde siempre. No me he parado, como otras veces, a pensar que el tiempo es relativo y que en realidad no estamos tan lejos, que en realidad tú me sigues queriendo tanto como yo a ti. Lo que hoy me ha pasado ha sido peor (y a la vez mejor). Te odio. No quiero ni verte. Cuando me llamas cojo el teléfono de mal humor y desearía que no conocieras mi número, que no supieras donde vivo...  y lo mismo respecto a ti.
Me gustaría poder olvidarte, olvidar todo el daño que me has hecho, todo el daño que has hecho a la gente que te rodeaba...  Cuando ellos se cansaron de ti, yo seguía defendiéndote. Cuando todos te dieron de lado, yo seguía mirando tus ojos, creyendo descubrir en ellos lo que nunca ha habido. Cuando tú te fuiste de mi lado, yo te seguí y dejé lo que era mío para hacerme contigo...  pero nunca hubo nada de ti. Eres de esa clase de personas que tienen buen palabrerío para seducir a cualquiera con promesas, pero después se cansan de sostenerlas y deciden complacer su egoísmo. Tus responsabilidades dejaron de gustarte y las abandonaste, incluído yo. Ya ni si quiera lees mi blog, ni miras mis fotos, ni hablas conmigo de algo que no te interese a ti para complacer a otra persona. Pero bueno, tampoco es que lo haya necesitado nunca, siempre me he considerado capaz de vivir con eso sobre mi espalda, no es eso. Lo que me impulsó a odiarte fue que, no conforme con olvidarme como responsabilidad, comenzaste a Utilizarme para salvar tu culo cuando olvidabas otras responsabilidades. Me robaste la ilusión, el concepto de lo que tú representaste en mi vida mientras estuviste a mi lado, el dinero, la esperanza, la alegría de la Navidad, la del verano, me alejaste de mi única salida para ser alguien normal y feliz en este mundo. Ahora, por tu culpa, soy yo el que nunca se ríe cuando los demás se descojonan. Soy yo el que piensa en la soledad y en los defectos de la sociedad cuando los demás no van más allá de la ropa que se van a poner mañana...  porque esos defectos sociales también me han afectado a mí. Yo que pensaba que esas historias tipo David Copperfield eran para los libros, y aquí me tienes, huérfano de ilusiones y a punto de suicidar mi alegría lanzándola al interior de un pozo.
Que ahora no tengo ni para comprarme un puñetero libro cuando me apetece ni para invitar a las chicas a un helado...  Que no. Que ya no voy a seguir chupando, que el caramelo ya se ha terminado y el palo es de cartón. Que yo también te abandono. Todos lo hicieron y yo no, yo intenté aferrarme a mi fe ciega en que todo lo que veían mis ojos no era real, aunque ese es otro asunto que ya te reprocharé cuando tenga el valor suficiente para demostrarte tu equivocación. Ahora decido hacerlo yo también. Cuando no riegas las plantas, éstas acaban muriendo. Ahora ha muerto la última que quedaba en tu antiguo jardín. Espero que en el nuevo prado en que te encuentras ahora seas muy feliz y nunca te falte algo verde que pastar, porque cuando eso suceda, y te acuerdes del jardín que dejaste morir poco a poco, las puertas se habrán cerrado, nadie querrá darte de comer, ni dejarte entrar en casa, nadie te hará un café, ni te prestará una cama, ni dinero, ni comprensión, y mucho menos consuelo, que ya te encargaste tú solo de buscarlo donde nunca hubo nada.

...aunque como dije en entradas anteriores, a veces me da por pensar que es necesario pasarlo mal y que me destrocen la vida para apreciar realmente las cosas que he tenido.
Espero que tengas mucha suerte y te vaya bien, porque, como he escrito, nadie querrá ayudarte cuando lo necesites, yo el que menos.