jueves, 15 de diciembre de 2011

Cansado de entierros y de batallas

Normalmente la gente sufre por el mundo y se pasa las batallas deseando volver a casa. Pero ese no es tu caso, es precisamente al revés. Te has pasado media vida librando batallas, por así decilo, dentro de casa. No estrictamente dentro de tu casa, pero sí en un espacio reducido y sin salir de él. Batallas en el colegio, en el insituto, en el barrio. Lo único que conoces de tu puta mierda de barrio son las desgracias de la gente, la decepción, la degradación de todo el país concentrada en unas pocas calles entre las que se mueve toda tu pérdida en la causa. La única experiencia que te queda de "dentro de casa" es la basura de la que quieres huir. Vidas destrozadas que sólo quieren arrastrar la tuya y destrozarla también. Gente desesperada, que lo ha perdido todo, absolutamente todo cognitivamente, que lo único que conocen del mundo exterior son las mentiras que les inculcan a través de la televisión, pero que nunca han salido de sus calles para comprobar lo que hay más allá de lo que sus narices no quieren que vean. Gente que tiene miedo de vivir, porque nadie les ha enseñado a hacerlo. Gente que va a su trabajo o a su insituto sin saber por qué y sin saber que pertenecen a la parte más estancada e ignorada del complejo en el que nos movemos. Gente que vive en la oscuridad.
Y tú.
Tú te has cansado de la oscuridad...  porque en algunas ocasiones has conocido lo que es la luz, y no quieres dejar de verla nunca más. Has conocido lo que hay más allá, lo que el resto de gente se está perdiendo. Has salido de tu barrio (y no sólo físicamente, claro está); de alguna manera has sabido recoger del exterior todo aquello que los demás no han aprendido a aprovechar, a recibir. Has conocido que hay vida más allá del barro en el que todos los demás están atrapados, y no quieres renunciar a la posibilidad de pertenecer a ella, en algún momento. Estás cansado de tantas batallas innecesarias, por causas que sólo a los ignorantes que te acompañan aportan algún sentido, pues para ti los problemas deben ser mucho más grandes para ser considerados como tal, y las cosas tienen que ser mucho más grandes para generar cierto interés; tan grandes, que a esa gente desgraciada resultan inalcanzables, hasta el punto de querer impedir a toda costa que tú las alcances. La envidia es como los clásicos de la literatura: nace en un determinado momento, pero nunca muere.
Y tú te has cansado de intentar matarla por todos los medios, al menos por los medios legítimos, por los medios dignos, aquellos que no te rebajan al nivel de ignorancia y resignación necesarios para ser uno más de todos los decaídos, y que de esa forma dejen de fijarse en ti para intentar abatirte. Pero aun así te has cansado. Estás harto de que cada vez que llega el mes de mayo o junio te pongas todo orgulloso a escribir que has "enterrado mentalmente" a esa gente que te ha hecho la vida imposible por la simple razón de ser alguien; te has cansado de que al acabar el verano (ahora incluso antes de que esto suceda) todos esos muertos enterrados resuciten de sus tumbas porque antes de morir bebieron algo llamado envidia y son incapaces de marchar tranquilos; cansado de que esos muertos vuelvan a la puerta de tu casa para recordarte lo mal que se sienten porque por culpa de tu lucidez han podido ver que no son nadie. Te has cansado de vagar por las mismas calles y los mismos pasillos escondiéndote de personas que van a por ti, que no descansan, que están pendientes, que te siguen, y que por mucho que te desprecien, no pierden detalle de lo que haces con tu vida, porque la suya está tan vacía que sólo pueden llenarla con algo de semejante despreciabilidad en todos los sentidos. Ale, una palabra nueva para el diccionario.
Tanto es esto así, que, como está escrito al principio de la entrada, estás como un loco por salir de toda esta mierda (igual que todos los años, sin éxito), por abandonar toda esta decadencia y toda esta envidia corrosiva y resignada de quienes han perdido la ilusión por vivir incluso antes de nacer; andas desesperado por poder dar una estacada mortal a todos esos muertos vivientes y que no puedan volver nunca más a tu mente, y lo más importante, que tú no puedas volver nunca más a la suya.
Estás cansado de batallas y de entierros y por eso, porque lo único que has visto del exterior es la belleza de la vida, y lo único que has visto aquí son perfectos ejemplos de lo que pasa cuando la gente tiene la cabeza vacía, por eso y por todo lo que este blog alberga en su historial, tienen tanto sentido los dos primeros versos de la canción de Editors a la que estás enganchado: "We can never go home, we no longer have one", y por esa misma exquisita razón, y no por otra, tiene tanto sentido aquella frase, anteriormente mencionada en entradas relativas a Irlanda, aquella frase que pronunciaste por teléfono la última noche en el jardín de los Conlon: "mamá, no quiero volver".

jueves, 24 de noviembre de 2011

A veces pienso que soy Mark Knopfler

No hay nada comparable a las caras que pone Mark Knopfler en sus conciertos a partir de los 90, cuando adquiere ese rol de hombre experimentado y azotado por tantas tormentas, ese hombre cansado de la guerra, que habla del amor como de un lejano juego al que nunca supo ganar la partida...   Esos ojos que suele poner cuando toca "Romeo and Juliet", cuando le toca cantar "And all I do is miss you and the way we used to be; and all I do is keep the beat bad company", esos párpados cansados en los que se revela que en el momento en que pronuncia tales palabras no puede evitar tener en su mente a saber qué recuerdo, a saber a qué mujer, algo que sólo el conoce, pero que todos podemos experimentar con nuestros propios recuerdos. Los ojos de eso hombre reflejan a la perfección lo que sólo siente alguien de su edad que, como se puede comprobar en su trayectoria y en los conciertos, se encuentra ya muy lejos de las cosas de las que habla, y se ve que lo hace casi por obligación, porque la letra lo dicta y así está organizado. Imagino a ese hombre componiendo sus canciones a solas en su cuarto, con un paquete de cigarrillos sobre la mesa, uno de pañuelos sobre la cama, y un bloc de notas sobre las piernas. Nada es comparable cuando llega el instante en que se le quiebra la voz y parece que los sentimientos no quieren salir de su boca, que quieren quedarse para siempre encerrados en ese corazón roto, en esa guitarra perfecta pero salpicada de la desdicha de quien la toca, esos dedos hábiles pero inmóviles ante el pánico de lo que se ha perdido, de lo que queda por perder, de lo que ya no queda por ganar. A veces pienso que soy Mark Knopfler. Después me despierto.

Papá, sube la música. Hoy no quiero pensar más.

domingo, 20 de noviembre de 2011

Para mí sólo es 20 de noviembre

Que haya ganado las elecciones ese paleto si currículo me la pela, allá ellos y el resto de ignorantes y miedicas que han votado a otro conjunto de engañabobos y enfermos.
Para mí sólo es veinte de noviembre porque sí. Sólo es el día siguiente a esa quedada Rutilófila tan especial en la que conocí a Jotapé y otros tantos YouTubers y Vloggers tan guays. Un domingo en el que no he hecho más que vaguear, vaguear, estudiar y crear mi nuevo Vlog. Un domingo poco aprovechado, pero no tan malo. A partir de hoy toca estudiar como un desesperado, estudiar y más estudiar. Ah, y escuchar Amaral hasta que me sangren los oídos, que de algo tendrá que servir que sean el mejor grupo español después de Los Secretos, y sólo por cuestiones cronológicas, que aquí la represión se ha quedado en la cabeza de unos pocos.
Todavía sigo escuchando con cierta amargura, y a la vez una extraña alegría esos acordes iniciales de aquella canción tan significativa que me trae recuerdos de aquellos años, del 2003 en adelante. Nunca olvidaré esas teclas de órgano eléctrico tocadas por Enrique Mavilla, ni sus correspondientes golpes de Juan a golpe de Strato de los noventa.
Vale, creo que los Philip Morris me están empezando a gustar, pero no me haré mucho caso, creo que es cosa de la música. Ale, a hincar los codos otro rato.

viernes, 18 de noviembre de 2011

Mes de Noviembre y CBMSO

Este blog está empezando a ser leído por una cantidad de personas cada vez mayor, entre las cuales, cada vez, hay más de ellas que no pueden saber cierto tipo de cosas, salvo las de entradas anteriores que, por estar un poco más desfasadas que las actuales, carecen de mayor importancia.


Dicho esto, abandonando ya ese lenguaje tan asqueroso que utilizan en las multas de tráfico, viene la entrada.
Qué mes de noviembre tan perfecto! Creo que el más bonito que he pasado en toda mi vida, y todo gracias a una persona...  pero como dice el textito de ahí arriba, hay cosas que no se pueden contar, así que ya sabes, persona más importante de mi vida, va por ti.
Algo reciente que me llamó mucho la atención fue mi visita al CBMSO (Centro de Biología Molecular Severo Ochoa), en Madrid, pero no por una visita programada ni nada de eso, si no para asistir a la entrega de unos premios de narrativa juvenil sobre ciencia de un concurso en el que mi compañero de clase y yo habíamos resultado estar entre los cinco finalistas que optaban a los premios; estos eran tres, el primero y más goloso, un iPad2. Yo me llevé el tercero, un lote de libros de divulgación, escritos por el portavoz de la conferencia que precedió a la entrega, un tío que casualmente me encantó. El primer premio se lo llevó una chica que había venido desde Almería.

Después nos ofrecieron una visita guiada por el Centro, por todos los laboratorios y salas de experimentación del edificio. Por lo visto el CBM pertenece al CSIC y a la Universidad Autónoma de Madrid, por lo que su financiación se realiza con fondos públicos en su mayoría, algo que me extrañó muchísimo al ver las infraestructuras y los recursos de los que disfrutaban los investigadores que trabajaban allí. Todo era perfecto; el diseño, la organización, la limpieza, la calidad de los materiales, la formación del personal, la reputación, la historia, ¡todo! Aquello era digno de película europea de alto nivel, pero, para ser más real, era un edificio sacado de alguna utopía, a pocos kilómetros de mi ciudad, por la carretera de Colmenar. Acojonante.
Y..  bueno, más allá de mi sorpresa, fue una experiencia preciosa de principio a fin; muy formal todo, eso sí, pero muy agradable, la llegada al lugar, el recibimiento, las conversaciones, la conferencia, la entrega de premios, la guía, la despedida...  todo el mundo sabía comportarse, todos cumplían con su deber, algo que en el mundo de barrio y de falta de recursos en el que estoy acostumbrado a vivir, no hay. A veces me darían ganas de pertenecer a algo relacionado con un lugar de trabajo como ese. De hecho, una de las representantes del concurso me comentó personalmente que le gustó mi forma de escribir y que, si escribía artículos sobre ciencia, alomejor me los publicaba en la página del CBM, la correspondiente a divulgación y cultura. Y con eso o sin nada, me fui feliz, por saber que existe algo así, por el trato recibido.


Parece que este mes todo el mundo está colaborando para que noviembre, entre el año pasado y éste, se convierta en mi mes preferido.

jueves, 10 de noviembre de 2011

Mamá, no quiero estudiar.

No quiero perder el tiempo haciendo esa mierda. Qué coño me importan los textos de latín y la biografía de Aristóteles; qué cojones me aporta saber distinguir una yuxtaposición y un complemento agente en una oración compuesta, qué me importa a mí si los fenicios comerciaban con bronce o con alpargatas. Las únicas asignaturas útiles son inglés y economía. Sí, me cambié de ciencias en primero de bachillerato a letras en segundo, soy un kamikaze.
No quiero que me juzgues por la nota de un examen que me he estado preparando cuatro horas, si el único esfuerzo mental que haces a lo largo del día es decidir lo que hay de cenar. No quiero emplear mi tiempo en intentar demostrar que sé hacer lo que el noventa por ciento de la población puede hacer en mi lugar. No quiero pertenecer a un sistema utilitarista en el que todos somos igual de inútiles para la misma tarea, en el que no tenemos personalidad (o al menos nadie nos la ha pedido), no quiero tirarme media vida trabajando sin remuneración para luego no comerme un rosco, sabiendo que con un currículum vacío en el que no tienes ni el bachiller puedes llegar al congreso de los diputados y votar por leyes en función de lo que los prejuicios de tus abuelos te han enseñado, sabiendo que por ir unos meses al gimnasio, ponerme una camiseta ajustada y meterme en una mierda de programa de Telecinco para alimentar toda la mierda con la que están vaciando el poco cerebro que nos queda en España, puedo ganar más dinero en un año que en toda una vida dedicándome a trabajar por algo realmente constructivo. Me niego a que lo que realmente me hace feliz, lo que realmente me hace sentir que soy alguien con talento, es decir, tocar la guitarra e intentar emocionar a alguien con una canción en YouTube, me niego a que eso no sirva para nada, esté considerado como una pérdida de tiempo y encima me lo impidas con la excusa de que hago ruido, cuando la única verdad es que tal hecho te molesta porque no encaja en tu plan cuadriculado de lo que crees que debería hacer con mi vida, que no es tuya, es mía, sólo porque en la tuya cometiste los suficientes errores como para seguir a los cuarenta años con la cabeza vacía y la nómina temblando cada mes, porque los políticos también te comieron a ti la cabeza, tu cultura también te arrastró a la ruina y tu falta de previsión te llevaron a este presente en el que intentas consolarte, como la mayoría de las madres como tú, diseñando mi vida, haciéndote creer que me haces un favor y que me proteges, cuando lo único que haces es alejarte de mí y del presente, que exige muchísimo más que un plan predeterminado de alguien que ni si quiera se atreve a salir con el coche a más de diez kilómetros de la ciudad, ¡por favor!  Yo tengo algo que a ti no te pidieron: ideas propias. Creatividad.
Y esa idea no me la va a cambiar nadie.
Mamá, no quiero estudiar.

domingo, 9 de octubre de 2011

Takin' the 25B

Cogiendo el 25B desde Finnstown para bajarte en Dame Street o en Merrion Row y comprarte un café calentito que siempre te terminabas al llegar a la puerta de Fitzwilliam Square, donde siempre había alguien esperándote. Un puto sueño hecho realidad entre jardines verdes y calles más grises que el humo de los cigarros que te fumabas en aquellas escaleras, con Conny o tú solo. La historia ya valía la pena desde el aeropuerto, desde los aeropuertos por los que anduvisteis todos haciendoos cómplices unos de otros, haciendoos dueños unos de otros, como si os hubierais conocido desde siempre y estuvierais destinados a protagonizar una de esas historias de la típica película de aventuras en la que al final acaban todos juntos.
Lo bueno se juntaba con lo malo, y la amargura que transportabas en tu corazón se disipaba entre la niebla de Irlanda y el olor de los bocadillos del Tesco, entre tus viejas canciones y Bob Dylan, que marcó aquel viaje como la mejor escapada que podía existir para toda la mierda en la que andabas metido. Fuiste feliz, de una forma muy especial, muy libre...  y aprendiste a serlo, no sentado en un parque sobre un montón de hierba y rodeado de amigos, como decía la señorita Rogelia, sino a dos mil kilómetros de tus problemas, a dos mil kilómetros del mundo que te oprimía como persona, algo que dijiste después mientras empapaba tus emociones con sus lágrimas de niña desconsolada. Aquella última tarde en St. Stephen's Green se llenó de niños desconsolados. Aún recuerdas la despedida en Dame Street, la última tarde en la parada del autobús, y la del resto en el aeropuerto, cuando tus ojos se habían licuado después de ocho horas llorando, entre viaje y viaje. Recuerdas todas las fotos, todos los momentos...  y aún con más dolor porque el contraste entre aquella felicidad y el infierno del que venías se acentuó más los últimos dos días, cada cosa por sus circunstancias, con sus motivos...  echabas de menos algo, y allí lo encontraste. Aún recuerdas aquella conversación por teléfono, a la una de la madrugada en el jardín de los Conlon: "No quiero volver, mamá, no quiero volver".
Aún no sabes si echas más de menos aquella cama cálida con la ventana húmeda al lado, los platos y las conversaciones paternales de Johnny, las comparaciones internacionales con Conny y el tabaco o los vuelos en avión, esos que siempre te iban a alejar de algo. La vuelta fue probablemente lo más amargo. El primer vuelo, Dublin-Paris, en un RJ-85 de cuatro turbinas en el que te comiste aquel menú aéreo entre más lágrimas y más música, y aquel Paris-Madrid en el que la pobre chica inglesa de al lado no sabía qué hacer, viéndote deborar las páginas de aquel libro entre sollozos y acordes de Revólver, cuando el cabrón del piloto, en la aproximación al aeropuerto, ya de noche, apagó las luces de la cabina y puso música. Sabes que te habría gustado tener a una persona a tu lado en aquel momento, en el asiento de al lado.
Nunca olvides lo que fuiste en aquel lugar...  porque ese fuiste tú.

lunes, 26 de septiembre de 2011

Que no se apague nunca...

Hoy has recuperado esa mítica canción que descubriste en 2002, cuando empezaste a jugar al Sega GT para Xbox; esa perfecta y famosa canción de no sé qué banda de jazz que sigues sin saber cómo se llama, pero ahí la tienes, rescatada de un viejo CD que grabó tu padre en el mismo año en que se fue de casa. Es como volver a recordar tus orígenes.
Además ha llegado esa última semana de septiembre en la que cuando abres la ventana por la noche ya no entran bichos, y además entra fresquito, el justo para que se te enfríen los pies y la cabeza, las manos y la nariz todavía no. Recuerdos de fríos otoñales y posteriormente invernales que te traen más recuerdos a su vez, y en su mayoría, de los buenos, buenos sentimientos. Y si quieres volver a sentir ese frío, que sea con la condición de poder aliviarlo con el calor de esa persona a tu lado. No quieres nada más.
No has pasado por una buena temporada que digamos. De hecho, has pasado por la peor y más larga temporada amarga de tu vida, y eso, lógicamente, no se resuelve de la noche a la mañana, y menos con el berenjenal en el que te has metido...  pero también es cierto que las cosas sólo pueden ir a mejor a partir de ahora, y también que todo (o casi todo) depende de la manera en que tu mente lo enfoque. Con nuevos proyectos y reparaciones en los viejos, parece que todo muestra su hasta ahora oculta posibilidad o más mínima intención de volver a dejarse hacer brillar. La retórica compleja vuelve a formar parte de tus escritos y, si te lo curras un poco, volverá a ser otro curso de éxitos académicos, aunque ambos sabemos que no son esos éxitos los que te hacen feliz. Sólo son los que te hacen ver quién te quiere y quién no en función de tus logros, pero no son los que te sirven realmente. Los que te sirven dependen de cierta persona relacionada con ese número doce y con esas miradas bajo la lluvia en medio de una tempestad de envidias y de incomprensión que es cómplice y partícipe al mismo tiempo de la conservación de ese fuego que cada día se hace un poco más grande. Porque cuando una llama sobrevive a un jarro de agua, es porque está verdaderamente destinada a brillar. Que no se apague nunca.

jueves, 22 de septiembre de 2011

HE TENIDO UN SUEÑO

Hoy he soñado que el vacío se llenaba, pero lo hacía para todos.
Hoy he soñado que mis enemigos eran felices. Que tenían una vida plena. Una vida propia.
He soñado que ya no encontraban razones para hacerme la vida imposible, porque habían encontrado una para ellos con la que no sentirse vacíos nunca más.
Hoy he soñado que mis éxitos dejaban de provocar envidia.
Hoy he soñado que mi felicidad dejaba de ser motivo de odio para otros, porque ellos también tenían la suya.
Hoy he soñado que desaparecía el fútbol de la televisión. Y los programas de cotilleo, esos que incitan a la gente a meterse en vidas ajenas con el único propósito de destrozarlas.
He soñado que los malos ejemplos eran castigados, y los buenos, recompensados.
Hoy he soñado que las malas personas perdían sus derechos.
He soñado que la humanidad existía.

...y si existiera Dios, le pediría que ayudara a ciertas personas a superar su propia derrota. La de odiarse a sí mismos.
Recuerda que lo doloroso no es que los demás te hayan hecho daño. Lo doloroso es darte cuenta del daño que has hecho tú a los demás, y eso no se paga con la cárcel ni con una multa. Eso se paga con el suicidio.
No soy yo el que tiene que agachar la cabeza. Esta vez no.

Feliz 20 de septiembre a todos.

sábado, 10 de septiembre de 2011

A José Saramago, desde el "ser todavía"

Qué pena que alguien como José Saramago se encuentre ya bajo tierra. De todas formas, y en la medida de lo posible, sigue presente en el mundo gracias a sus libros, a todo lo que nos enseñó mientras escribía como si no tuviera nada que perder. Podría parecer atrevido; sus diálogos sin guiones, sus mensajes descarados al lector en medio del texto...  pero no, precisamente atrevido no es, pues en verdad este hombre no tenía nada que perder, y podía hacer con las palabras lo que le diera la gana. Ni él ni nosotros. Las personas tenemos poco que ganar, y nada que perder. Como afirma en sus escritos, la fecha de nuestra muerte está fijada desde el día en que nacemos. No podemos hacer otra cosa que sufrir durante el corto tiempo que dura nuestra vida; todo lo que consigamos lo perderemos en el último momento, pero, por injusto que nos parezca, no lo es. Nosotros no decidimos nacer, y cuando morimos, tampoco lo decidimos; no podemos evitar nacer, tampoco podemos evitar morir. Y como este fabuloso autor ya ha observado, es una falsa intervención la que hacemos cuando matamos a alguien o tenemos un hijo. Falsa intervención porque incluso esas intervenciones ya estaban predeterminadas; no alteramos de ninguna forma el equilibrio de lo que está preestablecido.
Según Saramago, no somos jugadores, sólo somos fichas.

miércoles, 7 de septiembre de 2011

Stop playing forgiveness

No sólo sirve con leer libros que te ayuden a superar las cosas, a pasar página, a sobrevivir a ti mismo. Qué cojones! ¿Qué es eso de libros que te ayudan a no pensar? ¿Acaso no es eso contra lo que vienes luchando desde que tienes uso de razón? ¿Acaso no era éso lo que condenabas, eso de no pensar, del conformismo, del borreguismo, de la vagancia intelectual e ideológica? Pues qué coño. Aquí a pensar a saco, que aunque te haya hecho daño, ha hecho más bien que mal; siempre lo hace. Precisamente por "no pensar" es por lo que la gente está tan jodida, o tan desinformada, o vive tan engañada. Precisamente es esa la costumbre que vienes odiando tanto, la gente que no piensa, que se deja llevar por los engaños de quien sí piensa...  y tú pensando no quieres engañar a nadie, sólo pretendes no ser tú el engañado. Es cierto que a veces es excesivo y hay que controlarlo, pero siempre has preferido eso antes que tener que controlar lo contrario, hasta el punto de tener que obligarte a pensar. Si es necesario, tendrás que hacerle frente con muchos cigarros de John Player o Camel, y si no quieres ser fumador, pues con unos buenos tragos de Whisky, y si no quieres ser alcohólico, pues con música, mucha y muy buena música, que por lo que se ve, parece ser la solución de todo. Hasta que te duela la cabeza.
Estando hasta los cojones de que gente infeliz y envidiosa vaya a por ti sólo porque se han dado cuenta de que tu vida vale mucho más que la suya, y que sin que les hayas hecho nada, se sienten ultrajados por tu éxito y tu indiferencia. Hasta los cojones de que no te olviden, de que no te dejen en paz, de que vayan a tu casa a derretir el timbre o te llamen a las tres de la mañana para despertarte, creyendo que te van a joder, cuando lo único que hacen es confirmar su impotencia y su inferioridad. Y lo peor de todo, culpa tuya por hacer negocios con la mafia. Culpa tuya por hacer caso a esas fábulas que te dicen que es mejor tener al enemigo contento, aunque sea engañado, cerca de ti, ser su "amigo" para salir airoso del asunto hasta que no estéis condenados a convivir en el mismo aula un año más...  pero es mentira. En cuanto te des cuenta, te apuñalará por la espalda, porque por algo es tu enemigo. Desde aquí, y para todos aquellos que aún no se hayan dado el hostión; a tu enemigo tenle siempre lejos, y si te ataca, al menos que sea sabiendo que no es bien recibido en tu casa, porque si le dejas entrar, te la quemará.


Stop playing forgiveness.

martes, 6 de septiembre de 2011

La dulce niña de mis ojos

Siempre preguntándote por qué las canciones comerciales tienen tanto éxito, y finalmente, sin que el hecho de que te guste más o menos sea relevante, terminas aceptando que la persona de la que hablan las letras, normalmente, puede ser cualquiera. Cualquiera que escucha una determinada canción, piensa en sus propios asuntos, amores, desamores, o de lo que sea que hable el cantante, como si esa canción en concreto estuviera únicamente diseñada para una persona en concreto. Eso es lo que se logra hablando de un tema sin poner nombres propios. Es gracioso. Utilizan nombres genéricos, frases impersonales, elementos indeterminados, con los que cada cual puede hacerse con los sentimientos de quien creó la letra, incluso la música.
"La melancolía es un licor bien caro, y no te has dado cuenta, ya te ha emborrachado"; "Se van las últimas luces y acaba la función, se van y tú estás ausente. Se van por siempre, pero a pesar de todo siento que te extraño. Se van por siempre, pero a pesar de todo sigo aquí".
Y sí, como si Eva y Juan hubiesen escrito estas líneas sólo para mí, y sólo para este momento, AQUÍ SIGO, y sí, tú siempre fuiste la dulce niña de mis ojos, la mejor barca del mar.
Te quiero.


PD: A partir de hoy, el blog (siempre que me guste el resultado) sufrirá una serie de cambios en el diseño. No conozco su gravedad, pero pretenderé que, aunque el contenido sea el mismo, cambie un poco la forma de verlo a la hora de entrar, algo más acorde con lo que siempre he querido ser cuando me convierto en un rectángulo con objetos Java entre medias.

miércoles, 31 de agosto de 2011

Los aviones no pueden volar

Los aviones no pueden volar, pero ellos no lo saben. Se balancean en la aurora boreal o se deslizan encima de las nubes. Los aviones son barcos en el mar, que se perdieron en el horizonte, y se olvidaron de cómo regresar, son lágrimas de nieve.
Como dice esta preciosa canción, "Podemos ser felices, si tú lo deseas", aunque dicha frase sería un poco atrevida para ponerla como título de esta entrada. Sí, el optimismo ha vuelto, pero con prudencia, no vendamos la piel del oso antes de cazarlo... claro, que si cazáramos un oso, la piel que habría que vender sería la nuestra. Como vengo diciendo, vuelve a haber suministro de pólvora, pero aún es pronto para lanzar los cohetes. Jugué con el azar y me trató mal, me traicionó, me enseñó cuán responsable soy de todo lo que me rodea, incluso cuando juego con el azar, si no más.
Y dejando de lado tanto eufemismo, qué decir que no haya pensado ya mil veces, o qué pensar que no haya dicho ya mil veces. Que después de lo tano acontecido y poco escrito, y habiendo aún rastro de todo, ya que éste no se puede borrar, al menos que su constancia quede escrita por buenas manos, las cuales, al menos para mí, vienen a ser las mías. Por todo esto y por la parsimoniosa confusión que intenta mezclarse entre todo este barro, no sé si empezar por el principio o por el final.
Qué más da, si como dicen algunas canciones, "al final de todo, seguimos aquí, tú y yo"; en ese plan en el que se ponen algunos autores, rollo evaluativo, que se ponen a cuantificar todo por lo que han pasado, y se dan cuenta de que da igual, ya que, después de todo, ahí están, al pie del cáñón, sin que nadie haya conseguido arrebatarles las ganas de vivir. Algo parecido nos sucede a nosotros, que después de todo, nuestro barco sigue a flote, y el agua que inundaba la cubierta se va poco a poco, dejando que el sol brille sobre dos almas que, aunque no con la misma seriedad, siguen juntas.
Pero no es el mismo caso que el de esos autores. No exactamente el mismo. Es verdad que coincidimos en que, a fin de cuentas, aquí seguimos, "vivos al final" según Revólver, "dispuestos a todo"...y aún hay cosas que no termino de saber, pero hay otras que sé muy bien. Puede ser doloroso recordar de qué forma las he aprendido, pero bueno, al menos ya las sé. Hay muchas cosas dolorosas a la hora de recordar. Quizá por eso sea tan deseado y al mismo tiempo tan difícil olvidar. No quiero olvidar nada, no puedo. La única manera de no morir en vida recordando, es recordar sin que te duela. ¿Y cómo se consigue eso? Ni puta idea. Yo lo intento con amor. Otras personas lo intentarán de otra forma. Yo lo intento con todo el amor que puedo dar. Todo el amor que queda entre tanto odio y amargura. Siempre hay sitio para un "te quiero mi vida, te quiero muchísimo". Pase lo que pase, y eso lo sé muy bien, siempre habrá sitio para ese te quiero.
No justifico, por nada del mundo, que sea bueno que las cosas salgan mal. No es bueno. Pero cuando las cosas han salido mal (o han podido salir mal) se da uno cuenta de lo mucho que hay en juego, y lo más importante, que de "juego" tiene bien poco. Nunca te fíes del azar, es un traidor. Y tú también serás un traidor si te fías del azar. ¿Por qué? Pues porque cuando haces tratos con el azar, los haces sabiendo que es un traidor  ...nunca más!
Ya ha habido tiempo para las lágrimas, para los lamentos, para las aflicciones; quizá más de la cuenta. Y como también ha habido tiempo de decir, estoy cansado. Ahora quiero celebraciones, y nada más. Que las cosas puedan volver a ser como antes, incluso mejores. Sólo quiero celebrar que seguimos vivos, You and Me;  que nada ha muerto. Y aunque odio los refranes, no puedo evitar acordarme de uno: "Lo que no te mata, te hace más fuerte".
Y yo como Elvis: "I just can't help believing", aunque yo no hablo de dios, yo hablo del amor, que para mí es lo mismo.

PD: Te quiero.








miércoles, 13 de julio de 2011

Shelter from the storm

Come in -she said- I'll give you shelter from the storm.

Con una canción y un cigarro...  no eres Dios, pero al menos te ayuda a no pensar que eres una colilla tirada en la última alcantarilla de Madrid.
Como dice la canción, imagínate un sitio donde siempre haya 'safe and warm', seguridad y calor...  y cada vez parece más lejano, cada vez parece más un sueño, pero sigues creyendo en ese lugar, y sólo te lo imaginas con ella. Tú ya lo has vivido, ese lugar safe and warm es cualquier cama en la que esté ella, junto con un poco de intimidad, algo de música y muchas horas por delante para las caricias que hagan falta...  pero ahora mismo, físicamente, sólo puedes aspirar a quedarte en este precioso jardín de la casa de Finnstown en la que te alojas, a las afueras de Dublín, escribir algo en este blog que tenías abandonado desde que "everything went wrong" y soltar un profundo suspiro cuando el padre se va a dormir y te dice "I hope things get better for you", después de decirle que Bob Dylan es el único que te está ayudando...   hace frío aquí...  pero más frío hace en tu corazón, desde que alguien se llevó las llamas que hacían arder tu corazón, aunque no estás muerto del todo; aúm queda una vela que no se ha apagado, esa famosa candle, esa que te mantiene al pie del cañón, esa que te sacará de todo lo que te venga por delante, como te ha sacado de todo lo que llevas por detrás. Aún queda una llama que no se ha apagado, y que no lo hará hasta que tu corazón se pare y tu boca deje de susurrar palabras de amor al oído de la única persona que merecería ir al Cielo, si existiera.
Algo parecido a lo que decía Enrique Urquijo antes de suicidarse: mientras en la calle está lloviendo, una tormenta hay en mi corazón...  y de esa tormenta, de esa storm siempre hay un refugio, aunque te cueste encontrarlo.
Hasta las palabras bonitas suenan mejor en inglés, "I hope things get better for you"..  ese tío mola.
...y parece que los cigarrillos de Pall Mall son los únicos que te escuchan cuando sienten el temblor de tus labios y ven que por haber cometido un "mistake" a secas, estás pagando un "American Pie"...  pero bueno, como dice tu compi, c'est la vie...  aunque tampoco te consuelas con eso. La vie los cojones, tú la quieres a ella, y punto.
¡Y lo que jode querer componer una canción y no tener una guitarra a mano!

[siento, lectores, haberos tenido tan abandonados, pero este American Pie dará que escribir a mis pobres manos, que entre el frío y la impunidad cada día tiemblan más, ya que lo único que las calma son la música, la esperanza y el té con leche].

viernes, 24 de junio de 2011

Sepultura mental

Dicen que los náufragos mantienen algunas de sus costumbres de "precariedad" durante un tiempo después de regresar a la civilización, hasta que se acostumbran. La mayoría ni si quiera consiguen acostumbrarse del todo. Por eso Tom Hanks sigue durmiendo en el suelo, aunque tenga al lado la cama. Te preguntas si a ti también te quedarán secuelas. Claro que sí. Secuelas enormes y traumáticas después de haber estado soportando tanta presión, la suficiente para hacer estallar la cabina de un avión desde fuera. Toda esa presión que te has guardado durante meses como una olla, de esas de hacer cocido. Toda esa presión que nadie ha visto por ningún lado, esa que te has callado como un imbécil, por tu bien, por el de todos.
De repente todo desaparece; más bien, lo haces desaparecer tú. Poco a poco has conseguido ir matando mentalmente a todos esos animales, que de solo pensarlos, te cambia el humor. Poco a poco has conseguido darles sepultura en el transcurso de tu vida, haciendo que dejen de significar para ti algo más que un mal ejemplo, un mal recuerdo. Te quedará una seriedad en la cara para siempre, cierta amargura que sólo se quita con un beso, poco más. Te quedará de por vida esa secuela en la mirada, ese trozo de tu alma que se rompió una vez; una y no más. Tú sigues aquí, vivo, gracias a una persona, y ellos están muertos. Casi todos muertos y enterrados, sólo queda de ellos esa marca en tu mirada. El resto de los que están vivos, los matarás en no mucho tiempo, por eso el hacha de guerra sigue en pie. Nunca se entierra el hacha de guerra, para ellos ya no existe el perdón. Ni si quiera se merecen un cruel adiós.

[A seguir liberando presión].


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domingo, 19 de junio de 2011

No shelter

Tu adicción a los risketos queda confirmada...  ¡¡pero es que en las bolsas pone: "Los que más molan"!! ¡Cómo no vas a comerlos con ese eslogan!
...y abandonando el pésimo humor que te caracteriza, empezarás diciendo cuál es la palabra que más te gusta; es en inglés: shelter; significa "refugio". La que más odias: impunidad.
¿Quién hace el papel de Dios en tu mundo? Pues tú. Son demasiadas coincidencias: eres tú ese que está ahí arriba y mira todo lo que pasa sin mover ni un dedo; ese que decide lo que sucede, ese que lo sabe todo, que conoce la verdad y se queda callado porque nadie quiere saberla. A todos les hace daño al oído cualquier cosa que huela a verdad. Y finalmente, eres ese en el que ya nadie cree, porque todos son ateos, porque ya no existes.
Sólo queda una persona en tu familia que no te trata como un auténtico desconocido. ¿Cómo puede ser que existan manuales de dos mil páginas sobre cómo fabricar una bomba y no exista uno sobre cómo sobrevivir a la vida? Ya nadie te quiere en ningún sitio. En clase te hacen el vacío, te putean, te insultan, te odian, te envidian... en Internet te banean, te roban las contraseñas, te intentan meter virus...  y cuando vas a ver a los compis de tu hermana para despejarte un rato antes de que empiecen la obra de teatro que llevan meses ensayando...  lo primero que te dice la primera persona con la que te encuentras es que sobras, que te vayas. Ya no te quieren ni en tu casa. Tus padres se han olvidado de ti, tus amigos no te cogen el teléfono ni te devuelven las llamadas, tu perro no quiere ni olerte...  ni si quiera la música te trata bien, ya no sirves ni para hacer una puñetera cover.
Y tratas de solucionarlo volviendo a ser simpático, ignorando todo lo que te hagan, intentando hacer como si no pasara nada, pero ¿para qué? Para que te vuelvan a hacer lo mismo, una y otra vez, como siempre. Te consuelas comiendo más y más risketos, juegas horas indefinidas al Counter Strike, hasta que te aburres de que frían a tiros y te pones a escuchar música, como si eso sirviera para algo mejor que recordarte lo baja que está últimamente tu autoestima, que ya ni sabes dónde está, ella también te ha abandonado... ya ni si quiera te acompaña por las noches, cuando te acuestas a las seis de la mañana intentando alargar las horas porque no quieres que llegue el día siguiente, cuando humedeces la almohada, cuando mareas a los mosquitos de no apagar la luz hasta que vuelve a salir el sol.
...hace muchos meses que no sale el sol.

sábado, 11 de junio de 2011

A otro nivel...

Ni para leer sirven las noches últimamente. Ni para ver películas...  ni para dormir.
Todos duermen menos tú, o al menos eso parece. Las preocupaciones de la gente que vive contigo no van más allá del próximo fin de semana, de saber si queda tabaco, de que la música no suene muy alta a las tres de la mañana. A nadie parece importarle la peligrosidad de que la Iglesia siga presente en el mundo occidental, nadie parece interesarse por el curso de la política, porque es más interesante el fichaje del Madrid o la final de basket del domingo. Ahí si que tenía razón aquella profesora de lengua, tan presumida ella, cuando decía que a la plebe, pan y circo. Y cuánta razón tenía. A la gente, con que le des de comer y la distraigas con algún espectáculo de masas para cuya afición no sea necesario pensar, todo irá perfecto. Nadie se preocupará por cosas "importantes", nadie investigará las irregularidades que suceden ahí arriba, mientras todos retenemos nuestro pensamiento y no le dejamos ir más allá de eso, del partido de nuestro equipo, del plan de la semana que viene, de las noticias amarillistas y morbosas de la prensa inculta que tenemos, al menos que yo sepa, en este país, que para hablar de Oskar Schindler lo pronuncian /eslinder/, en lugar de /shindler/, que ni para eso se esfuerzan...  y qué razón tenían aquellos presidentes cuando decían que el poder lo tiene el que mejor sabe manipular la información. Cuánta razón.
Y ni para eso sirven las noches. Que a poca gente le interesará lo que dicen estas palabras, lo que viene denunciando un pobre gilipollas desde hace meses; algo que a nadie le importa. Todos están demasiado ocupados en dar gritos en un bar cervecero a ver si alguno de sus gruñidos improductivos ayudan a que algún afortunado marque un gol en la portería adecuada, cuando esos gritos sólo sirven para descargar la frustración que cada aficionado, de esos que gritan, tiene con su vida, que no es poca cosa.
Ni para escribir sirven las noches, que si no escuchas a los Cranberries te pones con James Blunt, que para lo mismo sirven. Que no encuentras otra forma que calmar la rabia que trabajando; a lo bestia, horas y horas, hasta que ya no puedes más y caes en la cama otro montón de horas. Y luego te vuelves a acordar de lo que te había dado rabia y vuelta a empezar. Antes lo pagabas con las notas. Te deprimías, se te quitaban las ganas de estudiar y a tomar por culo... pero ahora, ¿qué? El curso ha terminado y ya no hay notas que lo sufran. Ahora estáis tu teclado y tú, solos en medio de la oscuridad, esperando a que tus dedos escriban algo que tu cabeza no haya pensado ya, o que haya pensado pero no hayan dicho tus labios. Y es precisamente tu teclado el que se tiene que tragar tus decepciones, porque cuando lo expresas en voz alta, te tachan de loco, de obseso, de violento, de paranóico. El teclado al menos no se queja tanto. De vez en cuando se te cuela alguna letra que no era, pero nada más. ¿Y por qué trabajando? Pues porque las personas expresan su rabia de dos formas distintas. Las mujeres normalmente la exteriorizan llorando (nada reprochable), y los hombres, por lo general, necesitan hacerlo físicamente, ya sea con violencia o con trabajo, el caso es gastar músculo.
¿Y por qué toda esta puta rabia, que ni si quiera te gusta esa palabra?
No lo sabes ni tú. No sabes si es por lo de ahora, por lo de ayer o por lo de mañana...  o por todo a la vez. Nueve meses aguantando a una manada de animales de especie no especificada, algunos monos, otros lobos, algunas zorras y otros tantos cerdos, pero casi todos animales, muy pocas personas entre ellos. Nueve meses haciendo oídos sordos a envidiosos unos, incultos otros, todos desinformados; ignorando cada provocacion, cada atropello, llevando la asertividad al límite de tu resistencia, intentando mantener un hielo en estado sólido dentro de un horno a punto de estallar. Y cuando acaban los nueve meses y toda la presión "desaparece", los cerditos siguen dejando su mierda allá por donde pasas, no te los quitas de encima. Te siguen jodiendo a distancia, como está mandado, que para algo son profesionales.
Que entre esto y las experiencias anteriores, los problemas añadidos y el cansancio de no haber conseguido nada en todo este tiempo, se te quitan las ganas de seguir luchando. Años enteros de tu vida intentando comprender cómo cojones funcionan las cosas en la cabeza de esa gentuza, y sigues sin conseguirlo. Años enteros intentando que alguien te diga si eres tú el que está mal de la cabeza, y lo único que consigues es que te pisoteen con zapatos de impotencia. Meses y más años sobreviviendo a un trauma infantil que no está solo y lo único que consigues al descubrirlo es darle más importancia y no poder quitártelo de la cabeza.
Llevas ahora más de media vida creyéndote el lobo solitario que no necesita nada, que no necesita a nadie salvo a una persona; que no necesita que le aplaudan cada cosa que hace, ni que le besen el trasero antes de sentarse, ni que le den la comida en bandeja de plata; media vida haciéndote el duro frente al mundo, ¿y todo por qué? Porque un gilipollas tómo hace diecisiete años la decisión de tenerte como hijo, y fue tan irresponsable e intolerante que, por encima de las necesidades de nadie más, decidió abandonar tu vida y alejarse de ti como si no te conociera. ¿Dónde está tu figura? ¿ubi est? ¿dónde están todos los padres de la gente desconsolada? ¿ubi sunt? Pues te diré dónde están. Están todavía intentando darse cuenta de que están vivos y de que esto no es un juego, pero para ellos ya es tarde. Tú vives a otro nivel, tú ya has pasado de todas esas gilipolleces y, sin embargo, aún te duele pensar en cómo serían ahora las cosas si el pasado hubiera sido distinto. Pero eso es irrevocable, nadie lo puede cambiar. Todos sufren por lo mismo, todos se lamentan por lo mismo. De ahí la responsabilidad, esa responsabilidad que alguien no tuvo, de pensar que ahora por su culpa, tú serás de por vida otra de tantas personas con el típico trauma infantil de unos padres egoístas que no supieron educar a sus hijos para enfrentarse a toda esa mierda que te encuentras cuando sales de casa. Tuviste que aprender tú solo, y así te va, mejor de lo que debería. Entre la incomprensión y el odio; por no saber por qué nadie te deja en paz, por qué todos quieren cambiar el transcurso de tu vida a su gusto, como si a alguien le perteneciera. Todos quieren llevarse una parte de ti, todos quieren destruirte un poco, pero cuidado, no intentes defenderte, que entonces será peor.
A veces no sabes ya por qué sigues luchando, si nadie te respalda, nadie te ha apoyado nunca, nadie te ha dicho nunca que lo que haces es especial, nadie te ha dicho nunca que quiere ser como tú, salvo esas dos personas que te dijeron una vez que no cambiaras. Y mientras tanto tú siges con el que es tu ejemplo a seguir, esa persona que se fue de casa para vivir una vida como la que llevas en tu cabeza, una vida solitaria y llena de oscuridad, de libros, de informática, de juicios, de noches en vela, de comida. Toda tu ansiedad la canalizas comiendo, comiendo a lo bestia. Lasañas de 800 gramos a la hora de comer, un kilo de bollos por la noche, un litro de zumo por la mañana, otro de batido por la tarde, y los Red Bull de dos en dos. Y a pesar de todo, sigues sin ponerte gordo.
A veces te dan ganas de dejarlo todo, de coger a tus Cranberries y fugarte a algún lugar, ganas de yo que sé, de irte a la guerra a que te maten de mala manera; a veces eso parece más digno que seguir muriendo en vida mientras luchas por algo en lo que no sabes si seguir creyendo. Luchar por algo que ya no sabes si merece la pena. A veces te dan ganas de desaparecer en medio de una tormenta de niebla y llevar una vida de esas que salen en las películas, algún hombre de pasado oscuro que se pasea por las calles empedradas de alguna bucólica y nocturna ciudad europea del Este, mientras el trompetista hace la competencia al del acordeón y Nathalie Portman seduce a los espectadores con sus miradas de mujer afligida.
Te entran a veces ganas de eso, de llenar un saco con ropa, otro con dinero, pillar una guitarra y echar kilómetros, lo que llevas años escribiendo, echar kilómetros, desaparecer. Que todos te olviden mientras tú intentas olvidarte de ellos, aun sin conseguirlo. Pero no lo vas a hacer. En primer lugar, porque actualmente no puedes, y en segundo lugar, porque en medio de esta tempestad de secretos, de envidias y fracasos ebrios, de crímenes impunes y encuentros sexuales entre la hipocresía y el alcohol, en medio de esta tempestad de sueños por cumplir y vidas rotas, todavía hay dos personas que te quieren. Son dos, pero suficientes para que lo pienses en frío y sigas ahí, al pie del cañón. Luchando, no sólo contra los mismos gigantes contra los que venías luchando hasta ahora, sino también contra la frustración, cada día mayor, de no haber conseguido nada, de estar a punto de perder el norte, porque nadie recuerda dónde está. A pesar de todo el cansancio, hay algo que te empuja a seguir ahí. No sabes exactamente qué es, pero ahí está.

miércoles, 1 de junio de 2011

Fee Fi Fo

A su estilo reivindicativo de los noventa, los Cranberries compusieron esta canción con el mismo espíritu que Zombie o Promises; una denuncia en segunda persona del resultado de las perversiones del hombre, de sus desajustes mentales, de lo indeseable.
¿Qué se puede desear a un hombre que, como cuenta la canción, ha violado a una niña? ¿La cárcel? ¿Que lo metan entre rejas durante unos cuantos años?
Y-UNA-MIERDA.
¿Y si resulta que la niña violada es tu hermana, o tu hija? ¿Te sigues conformando con la cárcel? ¿A que no? Si lo mínimo que te apetece hacer es matar al violador con tus propias manos.
En casos tan extremos como éste, y dependiendo del nivel de implicación, queda muy distorsionado el concepto de lo que sería suficiente para hacer justicia. Todo el mundo sabe que meter a un tío en la cárcel por algo así, es de todo menos justicia. ¿Privarle de su libertad civil? ¿Para qué? Él ha privado a una niña de su inocencia, de su seguridad, de su integridad, de su infancia, de su dignidad, de su educación y, en definitiva, del desarrollo natural del resto de su vida. Sólo una mujer violada se podría aproximar con certeza a saber lo que se siente al sufrir una violación. ¿Qué sería justo, entonces, hacer?
Ni si quiera secuestrar a ese tío y meterle palizas cada dos horas sería suficiente para hacer justicia. Ni si quiera amputarle sus partes lo sería. Ni si quiera violarle a él sería suficiente para hacer justicia, ni si quiera valdría con matarlo. Los daños no se pueden revertir.
Lo único a lo que se puede aspirar es a calmar la indefinible rabia que quita el sueño a la niña, a su familia, a todos los afectados, a las víctimas directas e indirectas, como en todos los casos en los que la mierda de la justicia no encuentra mejor solución que castigar a los criminales con la cárcel, la misma para todos, para todo, patética para todos.
Sólo los tonos mayores de los estribillos de la canción consiguen distraerte un poco de la mala hostia que te entra sólo con escuchar "she smells his body".

God protect the ones who help themselves in their own way;
Who protects the ones who can't protect themselves?

lunes, 16 de mayo de 2011

Leave me a candle (I)

No es por falta de materia, es por falta de ganas. Tengo mucho que estudiar y que leer...  pero ahora lo que me apetece es escribir. Y punto.


¿Qué hacer cuando se siente rabia e impotencia al mismo tiempo? ¿Cuando se siente por la noche y no puedes salir corriendo a dar gritos o a matar a la almohada a puñetazos? ¿Qué hacer cuando alguien que no ha tenido juventud intenta arrebatarte la tuya y no puedes hacer nada para evitarlo?
Por el momento, nada. Cagarte en la leche, en la puta, o en lo que se cague la gente, jurar venganza por doquier, como hacen los impotentes, prometer un mundo distinto, como hacen los poetas y los soñadores, escuchar música, como hacen los sentimentales, anteponerte a la situación, como hacen los valientes, y nunca, nunca olvidar cada una de las veces que ese hijo de puta se ha ganado lo que le espera de aquí a un tiempo. Nunca. ¡Y que te llamen rencoroso!


[Utilicemos la tercera persona...]

Hallábase (forma verbal obsoleta, usada aquí como consecuencia de tanto leer el Quijote) en esta batalla inmerso, una vez más, el pobre gilipollas que siempre pagaba lo que para él no eran errores, pero sí lo eran para la sociedad. El pobre gilipollas que cada vez que se hacía la víctima, le llovían chuzos del cielo y maldiciones de ese más allá en el que nadie cree. El gilipollas que siempre sacaba la cara por quien no se atrevía a luchar con gigantes de verdad, disfrazados de molinos que, muy traicioneros ellos, le acababan reventando el mentón a golpe de aspa.
Que alomejor este gilipollas era como don Quijote, pero con algunas diferencias. Que donde el segundo había leído libros de caballerías, con montones de héroes, él había leído demasiadas pruebas de que los héroes no existen; que donde el segundo se imaginaba gigantes donde había molinos y ejércitos en lo que eran rebaños de ovejas, él veía ejércitos donde había ejércitos camuflados de ovejas, y gigantes donde había gigantes que intentaban hacerse pasar por inofensivos molinos. Que estamos en la era de la información, y engañar a alguien es más valioso que cien kilos de oro; que infiltrarse en una empresa y conseguir información confidencial tiene más mérito que salvar la vida a diez náufragos; que robar la identidad de alguien está más estudiado que llegar al polo Norte. A lo mejor nuestro pobre gilipollas también se quiso hacer pasar por caballero andante, de esos que cabalgan en busca de injusticias, para acabar con ellas y proteger a los desamparados...  tanto es así que a nuestro pobre gilipollas también le daban pedradas pastoriles de vez en cuando; de hecho, acababa con la cabeza quebrantada cada vez que resolvía un pleito de importancia mayor para quien se las diese de ser humano. Que alomejor vamos por la calle y tenemos una idea equivocada de lo que es un ser humano. No hay tantos. Lo que vemos por la calle y por la tele no son seres humanos, suelen animales, algunos crueles y otros indignos que no merecen ni vivir...  el título de persona no se lo gana todo el mundo con tanta facilidad, por muchas normas morales que esto transgreda.
Que nuestro pobre gilipollas seguía soñando con ese Viento de Cambio al que cantaban los Scorpions mirando a Rusia, con esa Revolución de la que hablan tantos autores, con esa travesía que había empezado sólo para huir de unos espartanos traidores...
...y por eso andaba siempre diciendo a todo el mundo "Leave me a candle", ponme una vela. Sabía que lo iban a matar, antes o después. Si no era por limpiar un asunto turbio, iba a ser por salvar la vida de alguien que sí era una persona; que si no era por iluminar una vida oscura, iba a ser por mirar a un héroe de los que ya no quedaban en su mundo...  pero lo iban a matar. ¿Y por qué? Pues por vivir enamorado, por creer en sus sueños, esos sueños que ya nadie tiene, en los que ya nadie cree, esos que todo el mundo ha olvidado...  y por muy desalentador que esto pudiera resultar a otra persona o ser humano, él nunca estuvo dispuesto a rendirse, nunca tiró la toalla, nunca dejó de correr, de luchar, nunca aceptó una derrota.
A él lo mataron por querer vivir como un ser humano, de esos que se extinguieron el siglo pasado. A él lo mataron por vivir enamorado. A él lo mataron por enrolarse en un barco.
Y yo le he dejado una vela encendida en el lugar en que murió, por la misma razón que él dio a su petición. "Ponme una vela, yo no quiero flores. Las flores son para los muertos, y yo no quiero morir aunque me maten. Déjame una vela encendida para que mi alma permanezca a tu lado y no te deje sola ni un instante".
Brilla, pequeña y coqueta vela; ilumina lo que en su día resplandeció por encima de todos estos infelices que hoy lloran por algo de lo que nadie tuvo culpa, que la culpa fue de esos libros de caballerías y de héroes que hicieron a nuestro pobre gilipollas enloquecer como lo hizo don Quijote, pensando que podía convertirse en un héroe.

Y lo más sobrecogedor, el último párrafo de su última carta, al estilo de lo que Cervantes habría escrito de haber vivido en este siglo:
"...que aunque me maten mil veces, aunque me inflen a pedradas y me llamen loco, así me encierren y me torturen, así me intenten engañar y confundir, no me arrepentiré jamás de lo que hice en aquella vida que los faltos de comprensión me arrebataron, ni me arrepentiré jamás de haber intentado resucitar esa especie extinguida hace décadas.
Que aunque me maten mil veces, estoy dispuesto a morir otras mil veces más por perseguir mis sueños de los que ya no hay, de los que la gente ha olvidado, por mantener a flote mi barco. Estoy dispuesto a morir otras mil veces por mis sueños, y otras mil por ella, mi Dulcinea de cabellos dorados y mirada pensativa que nunca quiso abandonarme.
Pónganme una vela, que flores no quiero".

jueves, 12 de mayo de 2011

El entretenimiento de las personas vacías (I)

¿Qué hay de toda esa gente amargada que no tiene otra cosa mejor que hacer que buscar problemas a los demás? ¿Qué hay de todas esas personas que, no sé si por necesidad psicológica o por instinto, no pueden evitar meterse en problemas cuando los huelen? ¿Y qué hay de todas esas personas que te destrozan la vida continuamente y, nadie sabe cómo, siempre salen airosas y libradas de cualquier consecuencia?
Pues bien, hay varias cosas...
Cuando no conoces casos raros, ni gente retorcida, ni te han jodido la vida de maneras inimaginables, te conviertes en el malpensado de turno, el que se inventa fantasmas donde no los hay, el iluso que ha leído demasiadas novelas de conspiraciones y sueña con inventarse una propia...
Cuando puedes poner nombre y apellido a los marrones de cualquier película de desgracias, cuando sabes a quién señalar con el dedo cuando te preguntan por una persona amargada, otra reprimida, otra traumatizada, alguna malcriada y otra indigna, cuando sabes a quién señalar, entonces es cuando pasas de ser el malpensado de turno a ser el malpensado entre los malpensados, y encima con razón, pero con una pequeña diferencia. En el segundo caso, pasas de ser el típico aburrido que se inventa cosas al típico leño quemado de la brasa, el que ha terminado harto y saturado de tantos cañonazos a dos bandas, la pobre víctima que, sin quererlo ni buscarlo, se ve envuelta en medio de una batalla campal entre partes que te utilizan a ti para desahogar sus penas.
¿Que un principito vive acomplejado y se ha sentido oprimido por la sombra de tu éxito desde que te conoce? No te preocupes, él será quien te traicione cuando menos te lo esperes.
¿Que una zorra está colada por ti desde tiempos inmemorables y nunca se ha atrevido a hincarte el diente, y si lo ha hecho no lo merecía? Tranquilo, ella será la que se ocupe de intentar estropear todas las relaciones que tengas, todo lo que la haga sentir celosa. Si no eres para ella, no serás para nadie.
¿Que un par de malcriadas, inmaduras y retrógradas han estado callando el odio hacia alguien, no se sabe si por cortesía o por hipocresía? Tranquilo, que en cuanto tú digas la primera verdad respecto a tu opinión sobre esa persona, ellas se encargarán de canalizar a través de ti su propio odio y de utilizarte como escudo para no tener que hacer frente a su cobardía.

Luego te quejarás de que acabas harto de tanta mierda y de tantas injusticias, pero ¿qué puedes esperar de un lugar/tiempo/clase/familia/ciudad/país donde siempre gana el que mejor sabe mentir, donde siempre se libra el que mejor sabe ocultarse, donde siempre se cree al más falso, donde se condena la sinceridad, donde se educa a base de mentiras, donde un futbolista es más héroe que un Casco Azul, donde un político es más asesino que un terrorista, donde un estafador es más condenado que un violador, donde a la telebasura se le dedica cinco veces más tiempo que a la educación?
Nada. No puedes esperar nada.

lunes, 9 de mayo de 2011

Lo de Sócrates fue hace mucho tiempo...

Yo no soy Sócrates. A él le juzgaron un grupo de ignorantes envidiosos que lo querían muerto, y cumplieron su propósito. A él le juzgaron por investigar la ciencia y otros asuntos poco teológicos para la época. A él le juzgaron, y lo mataron. Con cicuta. El muy cabrón murió paralizado por ese veneno, y aun así, con dignidad. Murió asumiendo su condena sólo por respeto a la justicia; incluso se defendió en dicho juicio, poniendo verdes a sus acusadores, algo que queda plasmado en la famosa "Apología de Sócrates", escrita por Platón...  pero yo paso de poner tan verdes a mis "acusadores"...  más bien, a mis "barcos hundidos", aunque un poquito azules, eso sí. No son más que barcos hundidos porque pelearon conmigo y perdieron; me involucraron en crueles batallas y los hundí, y ahora, desde el fondo del océano, me miran con desprecio e intentan hundirme, pero olvidan algo que llevo a bordo y que hace que hundirme sea más imposible que meter la polla en el agujero de una lata de Coca-Cola: la indiferencia. Esa cosa impermeable que hace que mi barco y mi encantadora Oficial de Primera sean más que suficiente para salir adelante. No me importa nada más.
Lo único que quiero es que acabe esta mierda de mes (lo siento, porque es mayo, pero salvo por una persona, el mesecito se está coronando!), que llegue junio, que acabe el curso y dejar de ver todas esas caras hipócritas, que a la cara te sonríen, y por la espalda te apuñalan; que acabe el curso y poder dedicarme a pintar, pintar y pintar, acondicionar un poco más el desván y pasarme allí las horas muertas, pintando, fumando y escuchando música.
Ganas de que pasen algunos meses y alejarme de todo esto, de toda esta gente. De toda esta gente que a lo máximo que aspira es a casarse con cualquiera y tener un par de hijos malcriados, meterse en alguna hipoteca insostenible y formar parte del resto de población inconsciente que contribuye al deterioro de los sistemas sociales actuales...  yo, por mi parte, me alejaré todo lo que pueda, con cierta persona, a ver si juntos nos podemos olvidar de todo lo que una vez nos hizo daño, aquí en Madrid.
Lejos, muy lejos, hasta que se acabe la gasolina y paremos a repostar. Y entonces, aún más lejos, donde no nos encuentren, donde no nos sigan el rastro, donde no nos puedan volver a destrozar la vida nunca más.

domingo, 8 de mayo de 2011

MAYO

Qué bueno! Goya me retrató mucho antes de nacer!
Este cuadro son los fusilamientos del 3 de mayo de 1808, pintado para reflejar las represalias tras el levantamiento de los madrileños contra la opresión francesa...  y salgo yo!

Es una manera de simbolizar cómo, sin saberlo a ciencia cierta, tengo la insistente sensación de que en mayo el universo conspira contra mí y hace que todo se vaya a la mierda en cuestión de semanas, de días... aunque, todo hay que decirlo, este año tengo un comodín contra ese despreciable destino y hay algo que me hace feliz! (ya sabemos lo que quién es). Aun así, me toca los cataplines que, año tras año, llegue el mes de mayo, con lo bonito que es, con la primavera, con mi cumpleaños, con el final del curso...  y nada de eso. Todo se empieza a torcer; si no es con la puta gentuza de clase, es con la puta gentuza de la familia, y si no, con el electricista.
Qué cojones le pasa a la gente, que se aburren tanto que no tienen nada mejor que hacer que meter sus narices donde se las van a cortar. Qué le pasa al mundo, que de repente deja de girar y nos morimos todos de frío o de calor. Qué le pasa al mes de mayo, que en 1808 fusilan a los rebeldes madrileños y en 2010 y 2011 me estropean la existencia. Qué es lo que pasa.
Aun así, me da igual. Asumiré todas estas "mierdas" como las mierdas que vienen durante otros meses; simplemente son obstáculos de la vida, con los que aprendes siempre algo positivo, no? Pues ya está. Yo a vivir, a estudiar, a tocar y a pintar, que ya va apeteciendo.
Como demostró no sé qué autor en no sé qué año de la segunda mitad del siglo XVI, los que me intentan destrozar la vida no merecen ni un minuto de mi tiempo, ni un Julio de mi energía, ni un aliento de mis pulmones, ni un pensamiento en mi cabeza, ni una palabra en mi boca, ni una letra en mis escritos.
Así que ¡Feliz No Navidad a todos!
...y feliz mayo.

jueves, 28 de abril de 2011

Y que luego digan que desaparezco

Las típicas putitas de tu clase que no tienen otra cosa mejor que hacer, que meterse en tu vida, putearte con todo el mundo y sacar punta a cualquier cosa que digas, con tal de sentirse alguien en la vida, porque no tienen suficiente con su absoluto anonimato social.
Los típicos fracasados que se pasan el curso puteándote porque tienen envidia de tu buena relación con los profesores y tu éxito con las chicas, envidia de tus notas, de tus vacaciones, de tus habilidades.
Los típicos irresponsables que se cambian de bando cuando menos te lo esperas; irresponsables que intentan hacerte sentir culpable cuando no solucionas uno de sus marrones, de esos en los que se meten ellos solitos esperando a que les salves...

...pero yo ya estoy harto. Yo ya no tengo por qué salvar el culo a nadie, y menos si no se ha encargado de salvárselo antes; yo ya no tengo por qué soportar ni dar importancia a que alguien tenga tal mierda de vida que tenga que joderme la mía para sentirse a mi altura, ni tengo por qué, a estas alturas, andar metiéndome en el juego de esas típicas putitas de siempre, de las que estoy tan harto y a las que se supone que ya veo venir de lejos...   pero no; no sé cómo cojones, pero es matemático. Todos los años igual. En torno a la fecha de mi cumpleaños, a principios de mayo, siempre se estropea todo, de la noche a la mañana.

Tus compañeros te dan la puñalada, al mismo tiempo las putas de siempre siguen haciendo lo mismo de siempre, pero con más ganas; los fracasados siguen puteando tu sombrío éxito, y los irresponsables intentan colgarse de tu fama, a ver si se les pega un poco y con eso consiguen salvar su culo.
Alomejor se trata de eso. Alomejor es que como se acerca el fin de curso, todos están tan hartos de los demás, que empiezan a flaquear sus voluntades de tener una existencia tranquila. Alomejor el resto del curso ha sido demasiado aburrido y hace falta meterle un poco de caña, a ver qué pasa.
¿Y qué pasa? Pues lo de siempre. Que llegan las vacaciones y lo último que me apetece es ver los caretos de la gentuza que me ha amargado otro curso más. Salvando algunas excepciones (pocas son), lo último que me apetece es lamerle el culo al gilipollas de turno, que ni si quiera merece vivir, como para que yo tenga que seguir aguantando sus desfachateces.
A qué cojones espera nadie verme en verano. ¿A quién voy a ver? ¿Al tío que se dedicaba a hacerme el vacío día tras día? ¿Al que me pintaba la mochila y la chaqueta con tiza, me escupía en la mesa y me robaba la silla? ¿Al que hacía comentarios en voz baja para joderme las exposiciones orales? ¿O al que me puso de traidor para arriba porque no cedí a su extorsión? ¿A quién voy a ver? ¿A la puta que se puso celosa y empezó a echar humo por las orejas y por la boca? ¿O a las cobardes niñatas inmaduras que no saben callarse la boca a tus espaldas, pero luego a la cara no se atreven ni a saludarte?
No quiero ver a nadie de esa puta gentuza.
Así que no, Cristina. Luego no me digas que por qué desaparezco en verano y nadie me ve el pelo.
Supongo que es lo mismo de todos los años. Lleva siendo así desde hace tiempo; todos los años más o menos con la gente...  hasta que llega la primavera; a todos les entra prisa por yo qué sé qué, y al final el único salpicado es el único que no está dispuesto a ser tan falso, tan cobarde y tan rastrero como los demás.

Claro que desaparezco. A mí lo único que me apetece es alejarme, olvidarme de todo, verme con la única persona que me hace feliz. Con ella me siento bien, y no necesito ver a nadie más para hacerlo.
Yo con mi chica, no necesito nada más. Y a los demás que les peten.

Y aquí la mítica frase que a más de una le quedaría bien:
Aunque la puta se vista de seda, PUTA se queda.

Alomejor es un poco precipitado y convendría ponerlo a final de curso...  pero ya sé cómo va a ser, así que lo pongo ya, que no está de más:
Ahí os quedáis con vuestra mierda. Otro año más, Alex se pira.

jueves, 14 de abril de 2011

I'm still here, breathing now!

Coge una mochila con unos calzoncillos, una camiseta limpia y el cargador del móvil. Las llaves del coche. Echa gasolina. Métete en la C-31 hasta llegar a la A2; cógela en dirección Oeste.
No ahorres gasolina, ni velocidad. Mantén el límite suficiente como para no estrellarte. Ciento ochenta está bien. Te gusta correr, y nadie te lo va a impedir. Los radares de la A2 sólo están al llegar a Barcelona, en las entradas y salidas de Zaragoza, y al llegar a Madrid, creo que hay un par de ellos pasando por Guadalajara. El resto está libre. Ya sabes, las curvas del kilómetro 465, los cambios de rasante del 230...   haz una pequeña parada en la estación de servicio de los Monegros y tómate un café por mi en ese lugar.
Como te decía, no pises el freno ni dejes de acelerar. Con medio depósito te sobra para llegar. Tú pisa, que el coche ya hace el resto. Siente cómo el aire frena el coche debido a la velocidad, siente cómo se te va la línea cuando el viento aprieta por uno de los laterales y tienes que rectificar con el volante, como si fuera un barco de vela. Siente la fuerza G en las curvas, la tracción de los neumáticos, los adelantamientos a toda pastilla. Disfruta del paisaje, de las vistas, del horizonte...  si sales por la mañana, el sol te pillará de espaldas...  pero yo quiero que hagas el viaje por la tarde; que te pille el atardecer mientras llegas; ese sol cegador que no te deja ver más allá de cincuenta metros, ese que hace que te puedas tragar un camión; aunque, si vienes mañana, habrá suerte y no habrá ni uno, ya que los viernes a partir de las cinco de la tarde tienen prohibida la circulación. Toda la carretera para ti.

Quiero que cuando llegues me llames; yo te esperaré sentado en una mesa del Central Café, ese que hay en la placita en la que hace esquina el Mauna Loa. No te vuelvas a ir.

sábado, 9 de abril de 2011

Soldadito marinero (I)

Cuando hablas de tu blog a gente que te conoce...  deja de ser, como era antes, ese blog tuyo que utilizabas como vía de escape, como confidente anónimo...   pero bueno, alomejor no es tan tarde para volver a lo que era antes.
Al fin y al cabo, no sé qué problema puede haber al decir:

QUIERO GRITAR!
QUIERO CORRER BAJO LA LLUVIA!
QUIERO QUE MI PADRE ME VUELVA A DAR UNO DE SUS ABRAZOS, DE ESOS QUE DABA ANTES Y QUE NUNCA ME VOLVIÓ A DAR!

Después de un invierno malo, una mala primavera...

sábado, 2 de abril de 2011

Es sólo una canción

Es sólo una canción para calmar mi corazón; lo que yo quiero, lo que yo siento...


Sólo una canción, sólo Rock and Roll, sólo un poco de Amaral, un ratito de Los Secretos, de Nacha Pop, un pelín de Revólver, un flís de Bob Dylan, otro poco de Amaral y un resquicio de Dire Straits.
Qué más hace falta si suena algo de cualquiera de esos que acabo de nombrar...

Cosas buenas, cosas no tan buenas; unas más bonitas que otras, otras más asombrosas que las primeras... pero eso sí, siempre con la mirada clavada en el horizonte y siempre tirando pa' alante.
Un día de repente te levantas con ganas de sufrir un poquito, incluso sin sufrir, pero de recordar tiempos pasados, tiempos no siempre mejores; de hecho, a mí me pasa lo contrario que a Jorge Manrique, cuando decía "cualquiera tiempo pasado fue mejor"; pues no señor, yo no encajo en eso. Para mí, salvo raras excepciones, cualquiera tiempo pasado fue peor; no sé si soy el único que consigue progresar a base de insistir en sus propósitos...  pero la verdad es que tiendo a ir a mejor, o al menos eso me parece. No sé si por méritos propios o por coincidencias de ese destino en el que nunca he creído, pero no me arrepiento de nada, ni echo de menos tantas cosas como debería, como hace el resto de la gente...  ya no. Pero en fin, te levantas con ganas de volver al pasado, aunque sea durante un rato, ganas de darte un paseo por algún año anterior, darte una vuelta por allí y recordar cómo eran las cosas; te pones a mirar algunas fotos, te pones una canción específica, alguna que sabes que te va a devolver al instante preciso al que quieres llegar, hueles ese perfume que olías por aquel entonces y por aquellos lugares...  y ya está. Es fácil llegar al pasado, si sabes cómo. Ya estás allí. Entre las fotos, las canciones, los olores y los recuerdos, no hace falta ningún segundo Einstein que invente una máquina del tiempo, de esas que, con introducir una fecha y mover una palanca, te llevan al pasado o al futuro. La máquina del tiempo ya está inventada; yo lo descubrí hace mucho, pero me di cuenta cuando escribí aquella entrada después de encontrar mi extraviado disco de Smallville, el de Talon Mix; viajé al pasado como no lo había hecho antes, o al menos no con aquella intensidad. ¿Y qué? Pues que de vez en cuando apetece. Ya digo que no es por echar de menos nada, ni por arrepentirme de nada; simplemente apetece recordarlo. Ni fueron tiempos mejores, ni necesariamente peores, no siempre. Simplemente fueron "tiempos", tiempos distintos en los que yo era el mismo, pero en otro escenario.
Otro igual; Jean Paul Sartre, ese francés estrábico y solitario que dijo en una ocasión: "El hombre es él y sus circunstancias; cambiemos las circunstancias y cambiaremos al hombre"; pues sí, estoy de acuerdo, pero sólo en parte. Claro que la forma y el comportamiento de una persona dependen del ambiente y la situación en que se encuentre...  pero precisamente ahí es donde reside la autenticidad de esa persona. La capacidad que tiene uno de seguir siendo el mismo, por mucho que cambien las cosas a su alrededor. Y puede que yo, después de todo, no haya cambiado tanto.
Me sigo reconociendo a mí mismo, y los demás lo siguen haciendo. Eso es lo que importa. El problema es que hay personas a las que ya no reconozco...  pero eso no es problema mío. Si los demás quieren cambiar, adelante. Yo no lo voy a hacer, como no lo he hecho nunca.

Y mientras tanto, siguen sonando las canciones, sigue aquí ese olor penetrante, siguen por ahí esas fotos de días más sombríos...  y pensar que todo esto sólo es cuestión de química, de enlaces sinápticos, de células, de átomos, de sustancias, de elementos...  cuestión de canciones.

Es sólo una canción!

sábado, 26 de marzo de 2011

Espartanos traidores

Huyamos de esos espartanos traidores,
de esos dioses que nos abandonaron.
Di adiós al Olimpo y ven a mi barco fenicio,
que su ojo de Osiris nos proteja en la noche
y que sus velas nos lleven lo más lejos posible;
que el viento del mediterráneo nos empuje
hacia tierras lejanas donde nadie te intente convencer
de que la vida es mentira y que la luna es un sapo
que observa indiferente en lo alto del cielo.
Déjame llevarte a un lugar donde nadie te mirará
desde el otro lado de una ventana oscura
ni te gritará para decirte que perdiste la fortuna;
déjame quererte, déjame tenerte, confía en mi,
que el mar es bravo, pero yo soy buen marinero.
Espartanos traidores.

jueves, 17 de marzo de 2011

Recuerdos del pasado 20 de junio...

Andaba yo hasta los mismísimos por aquel entonces, terminando el curso y deseando alejarme de todo...  y lo hice :)  Aquí dejo un enlace a la entrada en la que escribí ciertas cosas que entonces me quemaban, la considero una buena entrada, aunque antigua y un poco larga, pero mola leerla:

sábado, 12 de marzo de 2011

UN AÑO CON ESTE BLOG A CUESTAS

Cuánto tiempo sin escribir...   ahora que lo pienso, exactamente por estas fechas hace justo un año que publiqué mi primera entrada en este blog. Tenía otro nombre: "Just looking for the truth"; recuerdo que dos o tres meses después cambié el nombre y el dominio a "En contra de los tiempos", y hasta ahora.
¿Y qué es lo mejor que tengo que decir después de un año? Fumar no mola. Qué quedó de ese propósito de año nuevo, "I won't start smoking"...  todavía no es tarde.
Haciendo memoria, recuerdo que empecé a escribir este blog por diversión, por compartir en la intimidad lo que a nadie me atrevía a decir directamente, pero sí dejando que otros me leyeran. Me puse a seguir unos cuantos blogs; yo empecé con tres seguidores, y ahora quince, no está mal. A mí me vale. Después esto de escribir se convirtió en una especie de necesidad, un vicio, una vía de escape para quien quisiera leer mis aburridas líneas, y para mi sorpresa, había quien disfrutaba leyendo mis pajas mentales y demás memeces. Allá atrás quedan aquellas pequeñas "reflexiones" sobre la libertad, la verdad, la tristeza, la soledad...  andaba rodeado de amigos, de follones, de quedadas, de fotos, de malos rollos, de esperanzas...  Terminando un bonito curso, 4º de la ESO, que aunque acabó de forma un poco atropellada y con ciertos rincones de sombra, siempre recordaré como un curso memorable por todo lo bueno que me dio en ciertos sentidos, sobre todo por ese famoso viaje, "Salou 2010", que dentro de no mucho describiré en una entrada en plan nostálgico, por si a alguien le trae recuerdos. Empezaron los ensayos con un grupo que se desmoronó igual que se había formado: lentamente. Empezaron las injusticias escolares de la misma forma en que se esfumaron: lentamente. Empezaron los días de soledad de la misma forma en que debían empezar, lentamente...  pero no como acabaron. Acabaron de sopetón, de la noche a la mañana, en cuestión de unos días, allá por octubre-noviembre del pasado año :)
Un verano sin ninguna expectativa, sin prisas, sin ganas de ver casi a nadie, sólo de tocar mi guitarra en la intimidad, ganas de escapar de todo, de que algo cambiara...  y cambió. Ya lo creo que cambió.
Pero aun así, aunque el curso se vio sombreado en esos ciertos sentidos, también tuvo puntos de luz. Uno de ellos, quizá no el principal, pero sí el más importante, fue esa complicidad en la que anduvimos un par de amigos y yo, una señora llamada Blanca y yo, un señorito llamado Jota y yo, otro señorito llamado Pablo y yo, y los odios transitorios a ciertas personas descritas en cierta entrada escrita en cierto momento en que me harté de todo, justo antes de que nos dieran las notas finales y nos mandaran a nuestra casa. No recuerdo haber tenido vacaciones más deseadas que las del curso pasado; aquella semana a mis anchas por el paseo marítimo, disfrutando del pescaíto malagueño y la cultura hotelera (cama-tumbona, tumbona-comedor, comedor-playa, playa-cama...); después unas semanas de tranquilidad absoluta en mi soledad por Madrid y después, y para rematar y estropearlo todo, cierto período amargo en tierras del Este que parecía no acabar nunca. Sólo entonces cambiaron de verdad las cosas. A partir de ese momento, con el inicio del nuevo curso, con los compañeros de siempre y los nuevos (ahora siguen siendo los de siempre, no hay sitio para los nuevos, no esta vez), con las innovaciones en las asignaturas, con los recuerdos y las fotos de todo un año memorable por los brillos en medio de la noche, con esa esperanza que nunca se apagó y que al final encontró su recompensa, esa esperanza alargada en el tiempo que me hizo convertirme en quien no era...  y por extraño que parezca, el fin de esa esperanza amarga me devolvió a lo que yo siempre fui y he querido seguir siendo, esa persona que siempre tiene algún motivo para sonreír y a la vez otro para estar serio, sin nada que me hiciera llorar. Y gracias a eso nuevo que llegó, puedo presumir de no haber cambiado lo que fui desde siempre. Aunque esa persona que llegó a mi vida haya supuesto algo completamente nuevo y que, se supone que debería haberme cambiado radicalmente, sólo lo ha hecho en parte. ¿En qué parte? En la de devolverme la felicidad y la esperanza de pensar que todo merece la pena, pase lo que pase. Pero en lo demás no me cambió, y nada podría hacerlo. Me siguen haciendo gracia la misma clase de chistes, me siguen deprimiendo los mismos temas, me siguen gustando las películas de vaqueros y de la Segunda Guerra Mundial, me siguen calentando las mismas injusticias, sigo defendiendo lo que antes defendía, sigo siendo fan número uno de Amaral, sigo teniendo curiosidad por otros ciertos temas, sigo siendo adicto al telediario de las 3, sigo pensando en mis lecturas nocturnas...  así que no te preocupes, pequeña, que tu 'Alees' no ha cambiado ni lo va a hacer...
Cuando una persona te dice que no cambies (y ese fue en primer lugar mi tío Fernando) es porque hay algo en ti que realmente tiene un valor que no debe marcharse; es porque hay algo en ti que te hace diferente del resto, algo que esa persona admira en ti...  y cuando te lo dice una segunda persona, ya no puedes dudarlo ni un instante. Solución: no cambies. Dificultad: no importa la dificultad. Por tanto, es pan comido, y más cuando hay alguien que me importa...  y no sólo eso. También por mi mismo; creo que yo también he aprendido a valorar lo que no quiero ni quieren que deje de ser. Y así se mantendrá. Sigo utilizando el mismo perfume.

Pero regresando al tema, y dando por concluida la entrada, que no quiero que esto se convierta en otro "repaso" del 2010, simplemente decir eso; que este blog cumple un año y estoy orgulloso de haberlo creado y del progreso que ha seguido.
A los lectores y seguidores, espero que hasta ahora hayáis disfrutado con mis entradas y mis descarrilamientos en esto de la "teenage", que me sigue quedando pequeña, pero me encanta escribirla.
A esa persona por la cual empecé a escribir todo esto, gracias por ayudarme a creer que es posible hacer algo especial a largo plazo. Ahora lo he comprobado, y no sólo me refiero al blog. Gracias :)
A mon père, después de meterte tanto entre mis líneas, supongo que seguiré haciéndolo, aunque no con tanta frecuencia, pero seguirás dando la lata en los títulos de algunas de mis locuras, sean cuales sean. Yo también te pedí que no cambiaras.
A mis compis y antiguos amigos que siempre me reservaron un sitio en su corazón, desde aquí, y sé que lo van a leer, gracias por quitar parte de toda esa amargura; vosotros también tendréis siempre un sitio en mi pequeño corazón.
A mi chica, que empezó a formar parte de todo esto sin apenas darnos cuenta, y que ha cambiado radicalmente ciertos aspectos de mi vida, también gracias; no por algo en concreto, sino por TODO  al mismo tiempo; por hacerme feliz, por enseñarme que esas historias de amor de las películas no son ciencia ficción, por salvarme del abismo que me esperaba a la vuelta de los meses...  todavía hay muchas canciones que te tengo que dedicar :)

Este tren sigue adelante y por el momento no va a parar; que se suba quien pueda o quien sepa; de momento, los que están a bordo no se van a ir. Ale, un año ya!

martes, 1 de marzo de 2011

La tranquilidad de quererte [ I ]

Qué más puedo pedir, que tener, no a alguien a quien querer y que me quiera, sino tenerte a ti, para quererte y que me quieras. Que no me habría valido con cualquiera, que las demás te quedan a la altura del betún. Que después de años sin haber salido con nadie, sin haber probado los labios de nadie...  queda demostrado que si has roto todo ese tiempo de sequía en mi vida, no puedes ser cualquiera.
Ni falta que hace. Que ya no me quedan dudas. Y si aparecen por algún lado, las miro a los ojos y me río de ellas, porque por primera vez en mucho tiempo, tras mucho pensarlo y tardar en asumirlo, por primera vez en mucho tiempo estoy seguro de algo. Y no es tan fácil que a mi me pase eso. Puede que por fuera parezca una persona segura, que se ríe de los problemas y los torea relajadamente. Puede parecer que lo tengo todo bajo control...  y no siempre es así. Es cierto que me gusta tener cierta tranquilidad para no volverme loco y desesperarme ante cualquier contratiempo...  pero también es cierto que, aunque por fuera no lo parezca, a veces siento cierta inseguridad, como todo el mundo, supongo...  y por eso me alegro, porque me siento realmente seguro de ti, de quererte, de querer estar contigo y de seguir estándolo. Y hoy me apetece sentirme especial, sentirme afortunado porque hayas visto algo en mí, y también eufórico por gozar de esa situación de reciprocidad, de complicidad, de pertenecer a alguien. Y todo eso se resume, de forma clásica pero también de forma única entre nosotros, en un TE QUIERO bien grande, un te quiero cuyo significado sólo entendemos tú y yo.
Y no hagas caso al calendario, ni al pasado, ni a las estadísticas, que las estadísticas sólo sirven para romperlas y para soltarles ese típico "challenge accepted", y desafiarlas de verdad, y el calendario sólo sirve para contar los días que faltan para verte cada vez que el reloj nos separa, y para contar los meses que han pasado desde aquel maravilloso doce del once del diez, que numéricamente es una fecha tan perfecta, [12.11.10.], y también en voz alta. Y sí, pienso tenerlo escrito siempre en mi guitarra. Pase lo que pase. Y si se borra, lo vuelvo a escribir. Y si la pinto, lo escribo en otro color, pero en mi guitarra, y en las futuras, siempre habrá alguna sección de madera sobre la que se pueda leer esa fecha, la nuestra.
Tranquilidad es eso que llevaba tanto tiempo sin sentir, ni solo ni con nadie. Sólo queda lugar para estar orgulloso de quererte, y no arrepentirme ni de broma. Y esto no es un venazo que me haya dado por escuchar una canción alegre. Por eso la entrada lleva al final del título ese "I", porque escribiré más con el mismo título a lo largo del tiempo, ya que esa tranquilidad no es puntual.
Tranquilidad es eso que me recorre cuando estoy a tu lado, cuando me quitas el frío en medio de una lluviosa tarde de invierno, cuando me das calor en esa habitación infernal donde los termómetros se perderían, cuando estallo en pedazos al besarte, cuando mi mente se traslada y consigue escapar, sólo a tu lado, de ese mundo pesimista y degradado que me aterraba antes de conocerte, eso que me recorre cuando simplemente pienso en ti y me dices que me quieres, cuando me llamas a cualquier hora para decirme lo que sea, eso que me recorre al oír tu voz, al recordarla, al ver tus ojos, al oler tu perfume, tu pelo...   y sobre todo, la tranquilidad es lo que me da por sentir cuando tanteo esa preciosa intención que tenemos de salir juntos de toda esta mierda que nos rodea desde lejos y marcharnos más lejos aún, a un sitio donde las cosas no se hagan mal, donde nadie nos quite nuestra libertad y donde nadie nos separe jamás, porque es posible, y lo vamos a cumplir, ¿me oyes? Que el tiempo no es ningún impedimento si nos queremos de verdad, y eso por mi parte está más que cumplido. Que no soy ningún kamikaze cuando decido enrolarme contigo en este barco que vamos a capitanear juntos y cuando decido que no me voy a lanzar a la marea ni voy a dejar que te caigas; ya te dije una vez que el oleaje no va a ser suficiente para que caigamos. Que el casco y los cabos de este barco pueden con todo, que lo hemos construido juntos, y nosotros somos buenos constructores cuando nos juntamos. Ni los mejores ingenieros navales nos superan, por muchos ángulos y vectores que quieran plasmar sobre un papel. Que nuestro papel está en todos lados, y por mucho viento que haga, los planos siempre quedarán en algún lado. Por mucho que llueva, siempre quedará algún sitio donde consultar esa realidad, esa que dice que tú y yo hemos diseñado eso tan hermoso que reside en nuestros labios, en nuestros brazos y en nuestros abrazos, en nuestras palabras, y por si se las lleva el viento, en nuestros actos. Lo vamos a cumplir y punto. Y cuando se acerque el momento de romper con todos esos que nunca creyeron en el amor, les daremos bien fuerte en los morros, y les dejaremos ahí abajo con su tristeza y su amargura, y saldremos corriendo en cualquier dirección, hacia nuestro destino premeditado, a la ciudad del amor, a la ciudad de los escultores, la de los cantantes, la de los pintores, la de los escritores, y la de todos esos que nos escriben poemas y canciones con los que dormimos cada noche, con los que soñamos cada día...   aunque todo eso se terminará algún día no muy lejano. ¿Y sabes qué día? El día 9 de abril de 2013, cuando te despiertes escuchando Dreams y escuches mi voz diciéndote al oído y en voz baja que lo hemos logrado y que ha merecido la pena. Ese día teminarán nuestras noches de poemas y canciones, y empezarán las de sonrisas y susurros al oído, pero sin teléfonos de por medio; susurros al oído en vivo y en directo, cada noche, sin esperar a las nueve y media, sin esperar al fin de semana; empezarán las noches de pasar calor y las de sentir esa placentera sensación en nuestra cabeza, esa sensación de "lo hemos logrado", esa sensación que sólo quiero tener contigo, lo vamos a cumplir, ¿me oyes?
Y no te preocupes por el tiempo, que todo ese tiempo previo sólo servirá para hacerlo todo más especial. Te lo digo yo, que aunque soy un poco cabezón y un niñato, hay algo en lo que no fallo nunca, y en lo que soy experto cuando se me mete algo en la cabeza, y es precisamente en cumplir mi palabra. ¿Y qué si soy un viva la vida? ¡Pues viva la vida!, que ya es hora de demostrar a la gente que las cosas son posibles, joder! Que ya está bien de sueños rotos y de almohadas empapadas de lágrimas. Que ya está bien de tópicos y de canciones de desamor y soledad. Y si aún no lo has visto, deja que yo te lo enseñe, que siempre hay lugar para aprender cosas nuevas, todas las que se pueda.

Entrada terminada, pero no completamente. Como solemos decir, abriré un paréntesis, un pequeño paréntesis. Hasta que lo vuelva a cerrar, te escribo desde aquí, como ya sabes, que me tienes pillado, y que no te voy a dejar escapar. No desaparezcas.

Te quiero.

domingo, 13 de febrero de 2011

El Blues de la generación perdida

Dices que yo no tengo casi nada en la cabeza
me miras, me juzgas, me condenas,
qué importa mi opinión,
dices que yo no he combatido en un millón de guerras
que me da igual la voz de la experiencia...
Dices que sólo soy una veleta
a la que el viento se lleva sin querer,
dices que sólo soy una cometa
que se eleva y que un día va a caer...
__________________
Preciosa canción de Amaral, del álbum Gato Negro, Dragón Rojo. "El blues de la generación perdida", una canción compuesta por Eva en letra y por Juan en música, que habla de que no se ha perdido tanto tras los años, y que es lógico que se pierdan ciertas cosas, cuando lo que se nos pretende enseñar es malo, que no somos tontos y que nos damos cuenta; que ya no estamos en los setenta y que las cosas han cambiado, aunque, en mi opinión, aún queda mucho por hacer.
Respecto a ese verso, "...que me da igual la voz de la experiencia"...  pues claro. Claro que me da igual la voz de la experiencia, cuando esa voz no dice más que estupideces, las cuales son el principal impedimento para la paz, la convivencia...  ¿A qué voz de la experiencia quieres que haga caso? ¿A la que me dice que los homosexuales son unos enfermos, que no tienen capacidad de amar y que hay que marginarlos para que no contaminen la sociedad? ¿A la que me dice que los inmigrantes son la causa de la crisis económica de España y de Europa, y que los negros son sucios y tontos? ¿A qué voz de la experiencia? ¿A la que me dice que el sexo es malo? ¿O a la que me dice que cuando mi mujer se pase de la raya le tengo que dar un par de hostias para que se calle?
Pues no, no me da la gana. Ni escuchar a la voz de la experiencia ni levantar la bandera de un país que no ha hecho nada por mi. Ni pienso emplear mi tiempo de los domingos en ir al puto bar de la esquina, a tomarme una puta cerveza mientras veo el puto partido del Madrid y pongo a parir al presidente del gobierno y a los inmigrantes suponiendo que, por su culpa, mi pensión a los 80 años no va a pasar de setecientos euros, cuando en realidad es cosa de cada uno decidir lo que paga a la seguridad social durante su vida laboral. Si no has querido pagar una mierda, tu pensión será una mierda, lógicamente. Luego no busques otros culpables.
Y lo último que estaría dispuesto a hacer en mi representación política como ciudadano, lo último, sería marcar la casilla de la Iglesia en la contribución de la declaración de la renta. Antes se lo doy a la asociación Mondragón y a sus putos terroristas, y antes que a ellos se lo doy al tío que me atracó hace dos años a dos manzanas de mi portal.

Y aunque la canción sea muy buena, en este instante siento poca compasión como la que se intenta transmitir en esa frase, Si yo pudiera, me llevaría la tristeza de tu cabeza...  Se supone que al final de todo, uno se da cuenta de que todo eso, tan malo y tan podrido que aún queda por aquí, tiene su causa...  y al final te da pena toda esta gente e intentas decir eso, que te gustaría que no fueran tan amargados, tan intolerantes, incultos, cerrados, hipócritas, retrógrados, que te gustaría poder ayudarles a no ser tan mierdas...   pero a mí hoy no me pasa eso. Aquí cada uno con lo suyo. Si tú no te has esforzado por descubrir lo que no sabes; si tú no te has esforzado en buscarte una solución a ti mismo ni te has esforzado por entender lo que pasa a tu alrededor...  no voy a ser yo quien te ayude. Tú no has querido, te jodes.
Yo ya estoy cansado de ayudar a quien no se lo merece.

martes, 8 de febrero de 2011

Definición de altruismo

A mí siempre me habría gustado escribir esa palabra con tilde, es decir, "altruísmo"; por la sencilla razón de que me gusta pronunciarla como si fuera un hiato, al-tru-ís-mo, en lugar de al-truis-mo...  pero bueno, qué se le va a hacer. ¿No podía haber por ahí algún otro tipo de altruismo para poder ponerle al mío una tilde diacrítica? No. Pues vale.
Según los diccionarios, altruismo es la voluntad de hacer cosas para el beneficio de los demás, incluso a costa del propio; y eso me gusta. Hacer cosas que beneficien a los demás, incluso a costa de que me perjudiquen a mí mismo. Como diría algún que otro amigo, "eso es muy grande, tío".
Pensar "yo no importo, yo ya cuidaré de mí mismo, eso no importa" a la hora de ayudar a alguien, a la hora de comprender a alguien (lo cual no significa nada peyorativo para el otro, como la compasión); pasar por encima de la altanería y la estulticia de la gente y fijarse un objetivo, o mejor dicho, un conjunto de objetivos cuyo fin no eres tú, sino otra persona o grupo de personas.
Dicen que esto del altruismo no se elige ni se piensa, simplemente se lleva dentro y cada uno tiene sus propios niveles de altruismo, sin que nadie se lo pueda dar o quitar a capricho. El típico acto heroico de salvar a un niño de una riada cuando nadie más se atreve a cruzar el torrente, o cosas por el estilo...  pero yo no me refiero a eso. Vale con cosas mucho más básicas. Por ejemplo, hacer los deberes de una asignatura en la que nadie los hace nunca, con el fin de levantarle una sonrisa al profesor en medio de la clase, al ver que hay alguien que le sigue y se toma en serio los trabajos...  y no es por sentirse uno bien consigo mismo. A mí eso no me llena personalmente. No voy pensando "qué buena persona soy". No. Hay quien sí lo hace, pero yo no. Es más bien una necesidad, y no presumo de ello. De hecho me ha llegado a causar algún que otro problema, o simplemente incomodidad. No siempre apetece ser bueno con alguien, y esto del altruismo no se hace porque alguien te de pena o te haga sentir demasiado afortunado como para no hacer nada. Basta con un poco de empatía y ser un pelín antisocial, es decir, querer ser diferente a los demás e intentar darles una lección de lo que nunca serán capaces de hacer. Eso es altruismo. En clase se puede hacer de muchísimas maneras distintas.
También se puede hacer en el metro, cuando ves a la típica chica con la mirada clavada en el suelo o el típico tío con cara de haber perdido a un ser querido. Coger el teléfono y llamar a tu tía para charlar aunque sea diez minutos...  sabiendo que el efecto posterior será que alguien se ha acordado de ella, en un momento cualquiera, y eso hará que se sienta especial, aunque sea sólo por un rato. Preguntar a tu madre o a tu hermana qué tal le ha ido el día, aunque no te importe lo más mínimo...  sabiendo que el hecho de narrarte su día la distraerá de sus preocupaciones en ese momento y sentirá que formas parte de su vida y de sus pensamientos, aunque no demasiado, pero al menos haberla distraído un poco. Quedar con un amigo a tomar un café y hablar de la vida. Da igual que sea tu mejor amigo o uno con el que lleves cinco meses sin hablarte. El caso es pillar un par de horas libres, incluso sacrificar un par de horas de tu agenda tan ocupada y dedicarlas a escuchar a esa persona que no sabes si tiene alguien que se preocupe por ella. Y si ya lo tiene, pues uno más. Decir a alguien lo que quiere oír, hacer algo que alguien haya estado deseando ver...
Pasar apuntes al único compañero que en la vida ha faltado al respeto a ningún profesor, al único que nunca se ha metido contigo, el único que crees que se merece que le pases esos apuntes...  incluso al que no se lo merezca. Coger al que peor te caiga y dibujarle una sonrisa en la mesa, sin que después sepa que has sido tú; alegrar el día a alguien a quien no te guste ver, solo por intentar que no se sienta tan despreciado, al menos por ti. Organizar proyectos con la gente, emocionar a alguien.
En mi caso, cantar una canción que a alguien le guste, aunque a mí me parezca vomitiva...  solo por darle la oportunidad de sentirse escuchado e influyente en algún sitio.
Decir a tu amigo lo mal que lo pasaste cuando murió tu abuelo, para que se sienta comprendido tras haber perdido al suyo... llevártelo a alguna parte, a tomar un café o a dar un paseo en bici, de excursión, jugar una play, emborracharte con él, lo que sea, aunque no te apetezca.

PD: No todo lo que se hace, se hace por altruismo; y lo que se hace con altruismo, se hace siempre.