domingo, 30 de enero de 2011

Curiosidad, voy a por ti

Estoy aquí, sentado frente a mi ordenador, a solas con la oscuridad. A veces me da por pensar que la noche fue diseñada especialmente para mí.
Que entre la desmotivación estudiantil que acaece últimamente y el silencio que vaga por la blogosfera en los últimos días, no me queda más remedio que escribir. ¿El qué? No lo sé; lo que sea, con tal de no dejar descansar el teclado.
Qué digo, si para lo último que estoy es para decir o escribir nada. Qué digo, si últimamente son más cosas las que tengo que callar que las que puedo decir (y las que no callo por obligación, las callo por capricho). Qué digo, si ya poco me importa en unos aspectos y demasiado me empieza a importar en otros. Qué digo, si cuando se trata de importancia, mandamos la relatividad a tomar por culo y cada uno ignora las cosas como mejor le conviene. Qué manifiesto, si cuando digo que quiero ser para siempre joven, la gente tiene la muerte tan asumida que ni si quiera se interesa por saber qué se siente al querer vivir para siempre, y si digo que quiero morir mañana, todos me animan recordándome lo triste y vacía que es la vida. Que hay quien permite lo que no se merece, y hay quien toca lo que no debe; que hay quien mira lo que no ha de ver, y hay quien ignora lo que enseña; que hay quien observa desde lejos y se preocupa, y hay quien se despreocupa y no observa; que hay quien escribe sin pensar, y hay quien piensa sin leer, mas buena cuenta me trae pensar lo que ando escribiendo, si no quiero acabar condenado a una sentencia de soledad durante el resto de mis días como penitencia por haber incumplido el primer mandamiento de las tablas de mi propia vida: No quieras conocer aquello que sabes que te puede herir...  y de ahí el curioso, puñetero y jodidamente cierto refrán: "La curiosidad mató al gato". Y en particular a este gato le quedan muchas batallas por vivir, así que mejor dejemos la curiosidad a un lado, que cuando algo importa de verdad, no hay curiosidad que valga si ésta lo pone en peligro.
Fue la curiosidad la que mató a todos tus gatos anteriores. A los de cada año, a los de cada dos años...  incluso al que siempre estuvo junto a ti, al verdadero, al que se suponía que nunca te iba a abandonar...  y también lo mató, lo mató la curiosidad.
Qué espero de la vida; que soy demasiado viejo para aguantar ciertas cosas, y demasiado joven para hartarme de nada; que soy demasiado bueno para seguir mi propio rumbo, y demasiado egoísta para dejarme arrastrar; qué espero ya, si todo sueño me parece mediocre, y los que me parecen altruístas, me los pintan imposibles. Quizá sea eso. Puede que me esté empezando a dar por perseguir esos sueños "imposibles", pero que a mí me gustan. Sí, eso es. Ahora me ha dado por echar a correr hacia donde nadie corre, hacia donde nadie mira. Perseguir lo que pocos han alcanzado, lo que pocos han conocido.
Eso es lo único que me mantiene a flote.
Prefiero arriesgar mis gatos y perseguir la curiosidad, que perderla y morir en vida, vivir soñando y no llegar nunca a mi destino, a la esperanza que me mueve, la de adivinar si soy realmente capaz de conseguir aquello que es importante para mí.

[texto inocente de un día nublado, no me hagáis caso].

jueves, 20 de enero de 2011

As time goes on

Es extraño esto de hacerse mayor...  aunque se suponía que esto debería escribirlo dentro de unos pocos meses, cuando sea mi cumpleaños y me ponga a reflexionar sobre el paso del tiempo, etc; pero me apetece hacerlo ahora, al menos en cierto sentido.
En primer lugar, siento haberos tenido diez días sin un par de líneas con las que aburriros; simplemente la vida de uno va cambiando, y hay temporadas en que me da por escribir a todas horas o, por el contrario, no escribir en semanas.
El caso es que me da rabia que las cosas sean de una determinada forma por ley de vida y no podamos hacer nada por evitarlo. Supongo que por eso lo llaman "ley de vida", aunque no estoy seguro. El caso es que cuando uno crece y va haciéndose mayor (o cada vez mayor), va adquiriendo ciertas capacidades, empieza a ver más cosas y a darse cuenta de más detalles que antes, incluso más que hace unos meses o unos años...  y sí, es cierto que a medida que nos suceden cosas (sean buenas o malas) nos vamos acostumbrando y vamos siendo cada vez menos susceptibles, menos impresionables...  pero a mí hay cosas que se me escapan. Yo sigo teniendo miedo de muchas cosas; sigo preocupándome por cosas que se supone que ya debería tener dominadas... los cambios me siguen afectando, y mucho; hasta el punto de empezar a considerarme estúpido, porque cometo errores que se supone que no debería cometer, dadas mi "madurez" y "experiencia"...  aunque yo dejé de tener de eso hace un par de meses; exactamente dos meses y ocho días. Cuando algo te empieza a importar, incluso más que tú mismo, pierdes la identidad, la voluntad...  muchas cosas dejan de tener sentido, muchas cosas dejan de preocuparte; ya no te tomas tan en serio tus estudios (lo cual no quiere decir que los descuides), ni otra infinidad de cosas por las que antes perdías la cabeza. Te das cuenta realmente de qué personas no pintaban nada en tu vida, y cuáles sí. Supongo que también es algo positivo, porque desde que me sucedió esto que cuento, soy otra persona, y no lo cambiaría por nada. Estoy completamente orgulloso de haber cambiado de identidad, de haber renovado mis prioridades, de haber descubierto otro lado de la vida, más adulto, más intenso...  y más perfecto!  Aunque, también es (todo hay que decirlo) peligroso en algún que otro sentido, porque esa perfección, esa felicidad que hay en mi vida...  depende de algo y exclusivamente de ese algo, aunque tampoco me preocupa...   porque creo que eso de lo que depende mi felicidad actual es algo fuerte, infranqueable, difícil de romper y de derribar, y de eso también estoy orgulloso.   :)
Llevo unos días extraños en los que, o me da por sonreír constantemente o por ir llorando por las esquinas y deprimirme hasta al observar una grapadora. Es de esas veces en que te preguntan: "¿Qué te pasa?", y la única respuesta posible es: "No lo sé"; porque, realmente no lo sabes ni tú.
Ay! Que ese no era el tema, que el tema era el paso del tiempo! Bueno, no pasa nada. Hoy me ha dado por escribir y mis dedos van solos, no hay quien los guíe.

En fin, que aunque en lo que va de año mi "estado anímico" haya sido algo irregular, estoy, otra vez, orgulloso de ser quien soy, de tener lo que tengo (y a quien tengo), de pensar como pienso, de preocuparme por lo que me preocupo y de tener las prioridades que tengo, seas cuales sean las consecuencias.


Y, ¡qué coño! Si cierta persona lee esto...
Un beso enorme y un  TE QUIERO del tamaño de la Catedral de León para la chica más guapa, más espectacular, más especial y más perfecta del mundo!

Y un brindis con sidra Asturiana, porque, aunque aparezca en el título de esta entrada, el tiempo ha dejado de existir para mí, aunque sólo sea por parte del deseo que me mueve, el deseo de que todo siga como está y no cambie nada, y si cambia, que sea a mejor!  :)
Chín, chín!

martes, 11 de enero de 2011

Forever Young [1]

Qué ha sido de todos esos pequeños placeres de la vida que antes eran tan cómodos de disfrutar. Tomarme un café con tostadas en Crossroads, hacer el amor con mi media naranja, disfrutar del sabor de una lata de Fanta sin burbujas, coger un coche y meterme en la carretera, tocar la guitarra hasta que me sangren los dedos, cantar bajo la lluvia hasta morir de hipotermia, leer una novela hasta que me salten las lágrimas...
Ya no puedo hacer muchas de esas cosas. Ahora estoy en algún lugar, lejos de toda esa mierda que contaminaba el mundo. Lejos de esa rutina, de esos problemas.
Una vez escuché aquella canción de Alphaville, titulada "Forever young", y dije que quería ser joven para siempre. Decidí que sólo envejecería si perdía la ilusión por vivir, la esperanza de que algo bueno sucediera...  y alomejor ya me he hecho viejo en alguna otra vida, en la que hago más caso a los problemas que a las soluciones. Puede que en otra realidad ya me hayan salido canas, y vaya por los sitios refunfuñando y quejándome de lo ignorante que es la gente, de lo inútiles que son todos y de lo poco que saben del mundo, de la vida, de lo que me ha pasado...  pero afortunadamente todavía no soy un viejo cascarrabias, ni lo seré nunca, porque ya no estoy aquí. Decidí que quería ser joven para siempre y lo conseguí. Ahora me he quedado entre el presente y el infinito; entre la presencia y la ausencia.
Pocos supieron lo que pretendí conseguir en vida; pocos recuerdan lo que me habría gustado hacer...  pero todavía hay un par de personas que hablan de mí con respeto y que intentan honrar mi memoria de alguna manera. Aún queda quien, a pesar de todo lo acontecido, o quizá a causa de ésto mismo, asiste a cierto lugar a dejar una vela encendida junto a una carta, escrita a mano y depositada en un sobre cerrado que nadie abrirá nunca. Qué habré hecho yo para que dos personas me recuerden, cuando el resto de los que me conocieron han decidido olvidarme y eliminarme de sus vidas. Qué me habrá pasado, que sin haber creído nunca en esto de los fantasmas ni nada por el estilo, ahora veo a dos almas desconsoladas que me hablan por las noches mirando al cielo, esperando ser escuchadas. Y de hecho lo son. Raro es, que sin derramar lágrimas físicamente, se pueda llorar tanto como en vida, incluso más y más desesperadamente.
Qué ha sido del dolor que afligía la existencia de un pobre hombre que habitaba en algún lugar de la Tierra, más exactamente en un Madrid del que siempre quiso salir, que ahora que se ha ido, quiere volver.

lunes, 10 de enero de 2011

¿Rutina nueva o la misma de siempre?

[Mi más sentido pésame a los que hayáis empezado, hoy lunes, las clases o el trabajo, después de las vacaciones de "Navidad", o simplemente tras este corto fin de semana].


Un lunes de lo más normal, a mi parecer, aunque ha sido como suele ser todos los años a la vuelta de vacaciones. ¡Feliz año! ¡Feliz año! Gente que no te ha hablado en dos meses, o en tres; gente que nunca te saluda, gente que habla mal de ti, toda esa gente va hoy y te desea feliz año, como si a alguno de ellos les importara cómo cojones te va la vida y si realmente merece la pena desearte feliz año.
Buen rollo en los pasillos; las amiguitas dándose abrazos, los profesores sonriendo y perdonando los retrasos de los dormilones, todos con un Feliz Año en la boca. Un día en el que todos habrían deseado no volver de vacaciones, pero al fin y al cabo, un día deseable y agradable por ese buen ambiente que pocas veces se suele ver.
Yo, personalmente, me esperaba un día peor, ya que andaba algo deprimido por ciertas complicaciones inesperadas del nuevo año..  pero al final no ha sido tan malo. Total, como casi no tengo amigos ni quiero tenerlos, como prefiero pasar la mayoría de las seis horas de jornada callado y pensando en mis cosas, no me ha afectado mucho la toma de contacto. Es como quedarse en casa, pero con gente alrededor. ¿Deberes? NO HE ABIERTO NI UN PUTO LIBRO EN TODAS LAS VACACIONES. Y bien orgulloso que estoy. Ahora toca apretar, repasar, preparar todos los exámenes que vienen de golpe..  pero me da igual. Yo ya estaba preparado para eso. No tengo constancia. Me gustan más los esfuerzos cortos y a lo bestia, me siento más realizado. Así que eso me ha venido bien. Que nos metan caña otra vez, que nos den algo obligatorio para hacer, que nos pongan nota. Que nos echen broncas y que nos pongan la cabeza a trabajar. Es una putada, sí, ¡claro que lo es! Pero mola.
Tener que compaginar el mundo de los estudios y de los exámenes con los nuevos proyectos de producción musical que he creado, y esta vez con colaboradores! Es agobiante, pero estas cosas a uno lo mantienen activo.

Y qué raro es todo últimamente...  Vacaciones, luego clase, luego vacaciones mentales...  hasta que alguien te pone un examen y te hostias contra tu propia rutina, intentas salir del empanamiento...  pero vuelves a caer en tus rayadas mentales sin sentido, vuelves a pensar que te concentras menos que nadie, aunque la práctica te demuestra que nadie es capaz de concentrarse tanto como tú.. y vuelves a entrar en la misma espiral comparativa de la que nunca conseguirás salir, y vuelta a empezar; te vuelves a deprimir, vuelves a poner música, vuelves escribir alguna entrada en tu blog...  y así hasta que vuelves a salir de casa, te compras alguna chaqueta chula o unas zapatillas y se te pasa la depresión.
Y en medio de todo este vendaval de rutinas y altibajos emocionales, te pones a pensar en la chica que te gusta, que te vuelve loco, que te arrebata la voluntad y te ciega a gusto de tus labios, que te ha robado los sueños porque los únicos sueños que te quedan son volver a estar con ella...  y te vuelves a hacer un café a las nueve de la noche, vuelves a calentar el teléfono con la oreja, o a calentarte la oreja con el teléfono, vuelves a hacer un retrato de Elvis, guitarra en mano, vuelves, vuelves, vuelves...   vuelves a pensar en lo que ha cambiado tu vida desde que empezaste a conocerte. Vuelves a esperar que todo siga cambiando... y tú sin poder hacer nada.


Ale, por si no habíais leído de esto en algún otro blog, aquí tenéis mi entrada aburrida de vuelta a la rutina.
Siento no emocionaros tanto últimamente; creo que mi cabeza se ha roto y desde entonces ya no escribo nada con sentido, al menos no con tanta frecuencia.

Os dejo también un enlace al blog de mi hermana, que escribe cosillas de vez en cuando, aunque no me atrevo a calificarlas:
http://simplereflejodelarealidad.blogspot.com/

viernes, 7 de enero de 2011

Por las noches

Personas que se hacen daño mutuamente mientras se acuestan en la cama de algún hostal del centro tras haberse conocido en un garito nocturno con rock norteño de fondo.
Personas que ya se han hecho daño y hoy duermen solas, mirando al techo, buscando alguna estrella que dé luz a sus oscuras y tristes vidas.
Personas que no saben nada de los garitos roqueros del centro y simplemente se dejan llevar por el calor de alguien en una noche fría de invierno.
Personas que no tienen ese calor y duermen con un libro entre los brazos, o con un gato, o con un hurón.
Personas que se acuestan abrazando la bufanda de alguien que no puede estar a su lado esta noche...

Todos se van a la cama deseando algo...  o buscando algo, buscando alguien. Y decía Amaral "lo cierto es que no me acostumbro a dormir al lado de nadie"...  pero nosotros no somos Amaral.
Qué chica no se duerme deseando apoyar la cabeza sobre el pecho del príncipe azul con el que sueña; qué chico no se acuesta deseando tener entre sus brazos alguien a quien proteger del frío y del viento, alguien a quien querer.

Creo que esa es la auténtica razón por la que me acuesto tan tarde por las noches...  no tarde a las doce o a la una. Tarde a las cuatro, o a las seis...  cuando el cuerpo ya no aguanta. Es una puta mierda. Luego estás todo el día como un zombie, con cara de sueño, con los ojos caídos, con voz de atontado, durmiendo a ratos... Pero no lo puedo evitar. Me horroriza irme a la cama. Para mí es algo antinatural. Yo, que odio la inactividad, perder el tiempo...  cómo me voy a meter en una cama a "no hacer nada". Dormir. Sí, perder el tiempo mientras lo que pasa a tu alrededor deja de importarte. Dejar de ser consciente de lo que pasa mientras te inventas una realidad alternativa en algún sueño.
Seguro que soy una de esas personas de los primeros párrafos. Alomejor yo también miro al techo buscando alguna estrella que me ilumine; alomejor me da por leer un libro porque no tengo otra cosa que agarrar...  y cuando la tengo, me la arrebatan de las manos antes de que me pueda dar cuenta.

Puede que yo también necesite a mi princesa para perder el miedo a meterme en la cama.

miércoles, 5 de enero de 2011

Carta a los Reyes Magos

Queridos Reyes Magos de Oriente:

Me llamo Alejandro; supongo que os acordaréis de mí porque el año pasado os ayudé a hacer vuestro trabajo, y lo haré también esta noche. Como el año pasado fui muy muy bueno (no sé si me porté bien o mal, pero no me arrepiento de nada), me gustaría que leyerais con detenimiento la lista de cosas que os pido:

[Cosas materiales, es decir, casi imposibles]
-Las Converse de edición J. Hendrix que han sacado los de All Star para este año.
-Una chaqueta de cuero de esas de 200 € que sólo de olerlas te da un no sé qué.
-Una cámara Canon de grabación Full-HD (1920x1080) para mejorar mis vídeos en YouTube.
-Una Gibson Les Paul dorada como la que vi en Barcelona hace unos meses; o en su defecto, aquella electroacústica de Tanglewood de doce cuerdas de fabricación manual que me enamoró en la tienda.
-Una Yamaha Special de 250cc y dos mil litros de gasolina para gastar en la carretera.
-Un piso por el centro de Madrid con una habitación insonorizada donde poder tocar a gusto.


[Cosas no materiales, más imposibles todavía]


-La paz en el mundo.
-Que todos los numerarios del Opus se suiciden a la vez y lo cuelguen en YouTube.
-Que Steven Spielberg haga otra peli del estilo de "Schindler's list" y vuelva a emocionar al mundo.
-Que mi hermana no me vuelva a dejar sin amigos como el año pasado.
-Que mi prima no se case.
-Que mi tía vuelva a vivir en Madrid.
-Que Estados Unidos haga las paces con Irán, Cuba, Rusia y Corea del Norte.
-Que los Cranberries vuelvan a tocar en Madrid.
-Que los soldados no tengan que volver a casa y dar un abrazo entre lágrimas a sus familias.
-Que Laura se case conmigo, nos vayamos a vivir a una casa rural en la Toscana y comamos pizza todas las semanas.
-Que deje de existir la droga.
-Que las personas recuperen la ilusión por vivir.
-Que desaparezca el fútbol.

En fin, esta es mi extravagante lista de este año. No espero que me traigáis nada de lo que pone, pero como había que escribir una carta, yo he puesto lo que quiero. Algunas cosas son más fáciles que otras, algunas más éticas que otras... pero creo que son las que quiero, así que ya sabéis. Id a las casas de otros niños y llevadles juguetes, porque yo ni soy un niño ni quiero juguetes (bueno, la primera lista sí, son juguetitos chulis).

Un saludo y que paséis buena noche.
Nobelio.

¿Dónde está la ilusión?

Cuando te falta alguien, cuando te lleva faltando mucho tiempo...  acabas soñando con abrazarlo. Da igual quién sea, dónde se haya ido o el tiempo que lleve sin aparecer. Si es alguien que te importa, acabas soñando con eso.
Es una pequeña muestra de que las cosas siguen significando lo mismo que antes, aunque nos hayamos acostumbrado...  y dicen que la supervivencia consiste en adaptarse.
Y sí, estoy de acuerdo; si te adaptas, sobrevives; si no te adaptas, mueres. Está demostrado y no es discutible en la mayoría de los casos, que las personas nos tenemos también que adaptar a la situación que nos rodea, y ser fuertes y hacernos con las desventuras para poder sobrellevarlas y no venirnos abajo, adaptarnos...  ¿pero hasta qué punto? ¿Hasta el punto de acostumbrarnos a las cosas malas y llegar a asumir que no son tan malas, porque asumir eso es lo único que puede calmar nuestra conciencia? ¿Hasta el punto de pensar que alguno de los aspectos negativos de nuestra vida en realidad no es tan negativo, porque simplemente hemos rechazado u olvidado que hay otras alternativas mejores? Acostumbrarse a algo que va mal y asumir que tiene que ser así, que no hay otra opción, que es lo que toca, que es lo único que hay...  perder la esperanza, o la ilusión, o la imaginación...  asumir. Odio esa palabra.
YO NO ASUMO NADA. No, si eso implica perder la ilusión por mejorar lo presente. No, si eso implica conceder espacio y dar lugar a ciertas injusticias y dejar de intentar solucionarlas. Yo no asumo nada si lo que tengo que asumir es que estoy condenado a vivir jodido por alguna injusticia, si lo que tengo que asumir es que no puedo hacer nada para solucionar algún mal, para mejorar la situación de alguien, para luchar contra ciertas imperfecciones, en definitiva. Yo no asumo nada si eso significa tirar la toalla antes de haberlo intentado. Y después, tampoco. Aunque lo haya intentado doscientas veces, y haya fracasado doscientas veces, lo siento, pero yo seguiré intentándolo si la causa me merece la pena. Que me llamen altruista.
Por eso me niego a asumir que la falta de un ser querido sea algo normal, inevitable...   Puede que sea irreversible, pero nunca aceptable, ni asumible. "Es que eso te hace sufrir más, si no lo asumes, sufrirás, porque de una forma u otra no puedes solucionarlo". Me importa un pimiento. Yo ya soy mayorcito para saber cuándo me apetece sufrir y cuándo no. No soy yo el que importa, yo ya sé cuidarme solo.
Vale, puede que ciertas cosas me hagan sufrir de forma innecesaria, pero precisamente eso es lo que menos me hace sufrir. Sufriría más sabiendo que puedo hacer algo y no lo estoy haciendo...  y de hecho, aún sigo pensando que no hago lo suficiente. Pero eso ya es trigo de otro campo y mi tractor no llega tan lejos, al menos hoy.
Como bien dijo alguien hace poco, quizá no sea esta la bienvenida que se merecía el 2011...  pero entre las nubes invernales que nos cubren últimamente y la desilusión presente de que los Reyes Magos son los padres,  queda sitio para poca juerga.
Simplemente espero no haberos aburrido con esta entrada en plan "oh, qué buena persona soy, que me gusta ayudar a los demás, mira lo que sufro para solucionar las injusticias, oh, qué bueno soy".
En realidad sólo soy un puto egoísta que no comprende por qué la gente se resigna por todo tan fácilmente. Ya casi nadie lucha por nada.
¿Dónde está la ilusión?

sábado, 1 de enero de 2011

Dear 2011 [parte 2/2]


Después de hacer un breve balance, demasiado escueto comparado con lo que el 2010 se merece a la hora de escribir, después de mirar algunas fotos, después de memorar cosas bonitas y enumerar recuerdos como en un telegrama...

Dear 2011:

Recuerdo la carta que escribí al 2010 el día 31 de diciembre de 2009. Llovía a cántaros, lo escuchaba por la ventana; me estaba preparando para la cena de Nochevieja y me dio por publicarle una carta en el Facebook, pidiéndole que no me trajera más amores imposibles, aventuras negadas, sueños rotos...  Le pedí que me trajera un poco de tolerancia, más música, más cultura, descubrimientos, novedades...   aunque eso es lógico, eso lo trae el tiempo...   Y de una manera u otra, estoy bastante orgulloso de este año que acaba de morir, de escurrirse entre nuestros dedos para quedar enterrado en el recuerdo, acurrucado en el hueco que queramos hacerle en nuestro corazón, para sacar una parte de él a la luz cada vez que nos pongamos melancólicos. Se portó bastante bien conmigo; le agradezco hasta los momentos malos...  aunque maltrató un poco mi corazón, meciéndolo entre el amor y el sexo, y finalmente, para rematarme, lo sumergió en una burbuja de amor embriagador que no olvidaré nunca, y eso también es bueno, es lo que hará del 2010 algo inolvidable, y no sólo para mí. Pero ya está bien de recuerdos, que esos los tengo bien presentes en mi cabeza, y los tendré cada día, por lo que han significado en mi vida.
Ahora toca pedirte a ti, 2011...  pero qué te voy a pedir, si ahora me he convertido en una persona que detesta pedir cualquier cosa, pedir perdón, dar las gracias, perdonar, recibir agradecimientos...  Odio toda esa clase de cortesías que hacen sentir bien a la gente; así que no te quiero pedir mucho; traerás lo que yo me busque, así como las personas que anden a mi alrededor, y ya está. Lo que sí te puedo decir son mis deseos, aunque no sean muchos, porque hoy todavía es 1 de enero y no sé lo que me espera en estos 365 días que restan; pero si es por desear...  a parte de que me toque la lotería y demás ilusiones imposibles, deseo que esa persona que apareció en mi vida el 24 de octubre de 2010 no se vaya nunca de mi lado, nunca, nunca, nunca; deseo que traigas algo de paz, que ya empezó a traerme el año pasado, algo de ilusión... aunque, ¿sabes? Eso no me falta. De hecho, me da igual que te vayas a portar bien o mal.
La verdad es que para este año, y no sé muy bien por qué, tengo buenos presentimientos, tengo bastantes expectativas puestas en ti. A pesar de las dificultades que, inexorable y lógicamente se colarán entre tus días, creo que llegarán cosas muy buenas; tengo la esperanza de cumplir una buena parte de mis sueños, al menos los que tengo en el plazo de un año; y creo que lo tuyo va a ser un poco bestia, y estoy seguro de que, al terminar el año, estaré orgulloso de escribirle una carta al 2012 diciéndole que el 2011 fue maravilloso, así que no me decepciones.
Me he vuelto más sincero y, por qué no, más rebelde; ya pocas cosas me dan miedo, pocas cosas me callan... así que no habrá impedimentos estúpidos en ciertos momentos, lo he comprobado ya, y la verdad es que la vida es más cómoda.
Y creo que este derroche de ilusión se debe a ciertos proyectos que he creado, pero proyectos reales, proyectos que voy a realizar con ayuda de buenas personas.

Y lo dejo ya, que creo que este año la carta se me ha atravesado un poco y no consigo escribir nada coherente. De hecho, estoy por borrar toda esta parrafada...  pero después me arrepentiré de no haber publicado nada por estas fechas, así que aquí dejo esto.

[Uno de esos proyectos, aunque no el más importante, pero que igualmente me encanta, es desarrollar otro blog basado en escapadas y excursiones de fin de semana; más adelante publicaré el enlace para quien se quiera suscribir].

Feliz año a todos y que el 2011 merezca la pena!







Dear 2011 [parte 1/2]

Primera parte (la aburrida), "Breve Balance"               [ver segunda parte]

Esto de escribir a los años es bonito...  pero me está empezando a dejar de gustar...  y eso que sólo voy por la segunda carta. A una persona que vive en azul las 24 horas, a una persona que siempre anda mirando al suelo, pensando en asuntos trascendentales cuya insistencia no siempre lleva a algo productivo, a alguien que se machaca la cabeza durante meses por la misma gilipollez, no le puede venir bien eso de hacer balance de un año entero, con todos sus días, sus noches, sus momentos felices, los no tan felices, los deseos cumplidos, las decepciones, los cambios de trayectoria...
Pensar de golpe en todas las personas que han pasado por tu vida a lo largo de doce meses...  épocas que siempre recordarás mirando un par de fotos...  y sin mirarlas. Momentos, sensaciones.
Enero: hielo, frío, primeras carreras, quedadas inocentes, sin buscar nada; Febrero: excursiones tranquilas, vida tranquila, frío agradable y lluvia relajante que sólo te recordaba a canciones de Russian Red; Marzo, un mes bastante completo entre el concierto de los Cranberries y tus ensayos con el grupo de rock; Abril: viaje de fin de curso que siempre recuperarás escuchando la versión de Guns'N Roses de Knockin' on Heaven's Door y algunas inocentes canciones sobre Patricio y Bob Esponja; Mayo: buen rollo entre colegas, actuación del típico día 24 en el instituto, la cual resultó desastrosa, y preciosos momentos primaverales entre Segovia y el Retiro; entre tu profesora y otros problemas, entre tus compañeros y los colegios pijos donde los de la Cambridge hacen sus exámenes...  ah!, y conociste a Punset!; Junio: nueva experiencia malagueña, gran felicidad playera entre familia cercana y un mundial de fútbol de final satisfactoriamente inesperado; Julio: últimas quedadas del verano, vacío sentimental completo y alguna que otra escapada a la Sierra de Madrid; Agosto: un mes realmente duro en el que pudiste descubrir de qué estaba hecha tu humanidad y tu resistencia; tiempos oscuros en los que aprendiste lecciones tan valiosas como las que aprendes todos los años en ese mes; Septiembre: impresiones completamente nuevas, extrañas, limpias, recordando viejos tiempos, viejos amigos...  haciendo otros nuevos...   Octubre: otro mes bastante completo..  nuevos sentimientos de felicidad al principio, otros de tranquilidad entre amistades y confianzas bien agradecidas, después algunos de nostalgia por aquel día de la Hispanidad, más tarde llegaron cambios de mentalidad política tras tu primera y ÚLTIMA corrida de toros, y por último, conociste a la persona que unos días más tarde te cambiaría la vida y te haría olvidar todos los esquemas que tenías en la cabeza...  una chica rubia, con voz de ángel, labios de terciopelo, ojos de gata y una piel del color de la luna, de la luna cuando está llena en lo alto del cielo e ilumina todo el campo mientras tus ojos permanecen fijos en los suyos, esperando que el tiempo se haga infinito y el espacio se limite a esa famosa pecera de cristal que encerraría todas vuestras confidencias; Noviembre: el amor resuelve todas las incógnitas, te dejas ganar por tus sentimientos y acaba aflorando una relación invencible que te hace aprender lo frágil que eres y lo vulnerable que era tu soledad ante la llegada de alguien cuya perfección en todo no esperabas en nadie; Diciembre: tras algunos avances en biotecnología y el final de los exámenes globales, te pones como un loco a escribir en el blog todo lo que te pasa por la cabeza, todo eso que antes no tenías y que ahora tienes que procesar intentando que desde fuera no parezca que algo te ha vencido, te das cuenta de que, por primera vez en muchos, muchos años, hay alguien que te importa más que tú mismo, y eso te da miedo, pero a la vez te hace sentir bien; consigues recuperar cierta seriedad en el trato con algunas personas que estuviste a punto de olvidar, renuevas tus proyectos, y se te planta encima la Navidad...  algo que da lugar a la segunda parte, la que de verdad dice algo, de esta entrada.