lunes, 16 de mayo de 2011

Leave me a candle (I)

No es por falta de materia, es por falta de ganas. Tengo mucho que estudiar y que leer...  pero ahora lo que me apetece es escribir. Y punto.


¿Qué hacer cuando se siente rabia e impotencia al mismo tiempo? ¿Cuando se siente por la noche y no puedes salir corriendo a dar gritos o a matar a la almohada a puñetazos? ¿Qué hacer cuando alguien que no ha tenido juventud intenta arrebatarte la tuya y no puedes hacer nada para evitarlo?
Por el momento, nada. Cagarte en la leche, en la puta, o en lo que se cague la gente, jurar venganza por doquier, como hacen los impotentes, prometer un mundo distinto, como hacen los poetas y los soñadores, escuchar música, como hacen los sentimentales, anteponerte a la situación, como hacen los valientes, y nunca, nunca olvidar cada una de las veces que ese hijo de puta se ha ganado lo que le espera de aquí a un tiempo. Nunca. ¡Y que te llamen rencoroso!


[Utilicemos la tercera persona...]

Hallábase (forma verbal obsoleta, usada aquí como consecuencia de tanto leer el Quijote) en esta batalla inmerso, una vez más, el pobre gilipollas que siempre pagaba lo que para él no eran errores, pero sí lo eran para la sociedad. El pobre gilipollas que cada vez que se hacía la víctima, le llovían chuzos del cielo y maldiciones de ese más allá en el que nadie cree. El gilipollas que siempre sacaba la cara por quien no se atrevía a luchar con gigantes de verdad, disfrazados de molinos que, muy traicioneros ellos, le acababan reventando el mentón a golpe de aspa.
Que alomejor este gilipollas era como don Quijote, pero con algunas diferencias. Que donde el segundo había leído libros de caballerías, con montones de héroes, él había leído demasiadas pruebas de que los héroes no existen; que donde el segundo se imaginaba gigantes donde había molinos y ejércitos en lo que eran rebaños de ovejas, él veía ejércitos donde había ejércitos camuflados de ovejas, y gigantes donde había gigantes que intentaban hacerse pasar por inofensivos molinos. Que estamos en la era de la información, y engañar a alguien es más valioso que cien kilos de oro; que infiltrarse en una empresa y conseguir información confidencial tiene más mérito que salvar la vida a diez náufragos; que robar la identidad de alguien está más estudiado que llegar al polo Norte. A lo mejor nuestro pobre gilipollas también se quiso hacer pasar por caballero andante, de esos que cabalgan en busca de injusticias, para acabar con ellas y proteger a los desamparados...  tanto es así que a nuestro pobre gilipollas también le daban pedradas pastoriles de vez en cuando; de hecho, acababa con la cabeza quebrantada cada vez que resolvía un pleito de importancia mayor para quien se las diese de ser humano. Que alomejor vamos por la calle y tenemos una idea equivocada de lo que es un ser humano. No hay tantos. Lo que vemos por la calle y por la tele no son seres humanos, suelen animales, algunos crueles y otros indignos que no merecen ni vivir...  el título de persona no se lo gana todo el mundo con tanta facilidad, por muchas normas morales que esto transgreda.
Que nuestro pobre gilipollas seguía soñando con ese Viento de Cambio al que cantaban los Scorpions mirando a Rusia, con esa Revolución de la que hablan tantos autores, con esa travesía que había empezado sólo para huir de unos espartanos traidores...
...y por eso andaba siempre diciendo a todo el mundo "Leave me a candle", ponme una vela. Sabía que lo iban a matar, antes o después. Si no era por limpiar un asunto turbio, iba a ser por salvar la vida de alguien que sí era una persona; que si no era por iluminar una vida oscura, iba a ser por mirar a un héroe de los que ya no quedaban en su mundo...  pero lo iban a matar. ¿Y por qué? Pues por vivir enamorado, por creer en sus sueños, esos sueños que ya nadie tiene, en los que ya nadie cree, esos que todo el mundo ha olvidado...  y por muy desalentador que esto pudiera resultar a otra persona o ser humano, él nunca estuvo dispuesto a rendirse, nunca tiró la toalla, nunca dejó de correr, de luchar, nunca aceptó una derrota.
A él lo mataron por querer vivir como un ser humano, de esos que se extinguieron el siglo pasado. A él lo mataron por vivir enamorado. A él lo mataron por enrolarse en un barco.
Y yo le he dejado una vela encendida en el lugar en que murió, por la misma razón que él dio a su petición. "Ponme una vela, yo no quiero flores. Las flores son para los muertos, y yo no quiero morir aunque me maten. Déjame una vela encendida para que mi alma permanezca a tu lado y no te deje sola ni un instante".
Brilla, pequeña y coqueta vela; ilumina lo que en su día resplandeció por encima de todos estos infelices que hoy lloran por algo de lo que nadie tuvo culpa, que la culpa fue de esos libros de caballerías y de héroes que hicieron a nuestro pobre gilipollas enloquecer como lo hizo don Quijote, pensando que podía convertirse en un héroe.

Y lo más sobrecogedor, el último párrafo de su última carta, al estilo de lo que Cervantes habría escrito de haber vivido en este siglo:
"...que aunque me maten mil veces, aunque me inflen a pedradas y me llamen loco, así me encierren y me torturen, así me intenten engañar y confundir, no me arrepentiré jamás de lo que hice en aquella vida que los faltos de comprensión me arrebataron, ni me arrepentiré jamás de haber intentado resucitar esa especie extinguida hace décadas.
Que aunque me maten mil veces, estoy dispuesto a morir otras mil veces más por perseguir mis sueños de los que ya no hay, de los que la gente ha olvidado, por mantener a flote mi barco. Estoy dispuesto a morir otras mil veces por mis sueños, y otras mil por ella, mi Dulcinea de cabellos dorados y mirada pensativa que nunca quiso abandonarme.
Pónganme una vela, que flores no quiero".

jueves, 12 de mayo de 2011

El entretenimiento de las personas vacías (I)

¿Qué hay de toda esa gente amargada que no tiene otra cosa mejor que hacer que buscar problemas a los demás? ¿Qué hay de todas esas personas que, no sé si por necesidad psicológica o por instinto, no pueden evitar meterse en problemas cuando los huelen? ¿Y qué hay de todas esas personas que te destrozan la vida continuamente y, nadie sabe cómo, siempre salen airosas y libradas de cualquier consecuencia?
Pues bien, hay varias cosas...
Cuando no conoces casos raros, ni gente retorcida, ni te han jodido la vida de maneras inimaginables, te conviertes en el malpensado de turno, el que se inventa fantasmas donde no los hay, el iluso que ha leído demasiadas novelas de conspiraciones y sueña con inventarse una propia...
Cuando puedes poner nombre y apellido a los marrones de cualquier película de desgracias, cuando sabes a quién señalar con el dedo cuando te preguntan por una persona amargada, otra reprimida, otra traumatizada, alguna malcriada y otra indigna, cuando sabes a quién señalar, entonces es cuando pasas de ser el malpensado de turno a ser el malpensado entre los malpensados, y encima con razón, pero con una pequeña diferencia. En el segundo caso, pasas de ser el típico aburrido que se inventa cosas al típico leño quemado de la brasa, el que ha terminado harto y saturado de tantos cañonazos a dos bandas, la pobre víctima que, sin quererlo ni buscarlo, se ve envuelta en medio de una batalla campal entre partes que te utilizan a ti para desahogar sus penas.
¿Que un principito vive acomplejado y se ha sentido oprimido por la sombra de tu éxito desde que te conoce? No te preocupes, él será quien te traicione cuando menos te lo esperes.
¿Que una zorra está colada por ti desde tiempos inmemorables y nunca se ha atrevido a hincarte el diente, y si lo ha hecho no lo merecía? Tranquilo, ella será la que se ocupe de intentar estropear todas las relaciones que tengas, todo lo que la haga sentir celosa. Si no eres para ella, no serás para nadie.
¿Que un par de malcriadas, inmaduras y retrógradas han estado callando el odio hacia alguien, no se sabe si por cortesía o por hipocresía? Tranquilo, que en cuanto tú digas la primera verdad respecto a tu opinión sobre esa persona, ellas se encargarán de canalizar a través de ti su propio odio y de utilizarte como escudo para no tener que hacer frente a su cobardía.

Luego te quejarás de que acabas harto de tanta mierda y de tantas injusticias, pero ¿qué puedes esperar de un lugar/tiempo/clase/familia/ciudad/país donde siempre gana el que mejor sabe mentir, donde siempre se libra el que mejor sabe ocultarse, donde siempre se cree al más falso, donde se condena la sinceridad, donde se educa a base de mentiras, donde un futbolista es más héroe que un Casco Azul, donde un político es más asesino que un terrorista, donde un estafador es más condenado que un violador, donde a la telebasura se le dedica cinco veces más tiempo que a la educación?
Nada. No puedes esperar nada.

lunes, 9 de mayo de 2011

Lo de Sócrates fue hace mucho tiempo...

Yo no soy Sócrates. A él le juzgaron un grupo de ignorantes envidiosos que lo querían muerto, y cumplieron su propósito. A él le juzgaron por investigar la ciencia y otros asuntos poco teológicos para la época. A él le juzgaron, y lo mataron. Con cicuta. El muy cabrón murió paralizado por ese veneno, y aun así, con dignidad. Murió asumiendo su condena sólo por respeto a la justicia; incluso se defendió en dicho juicio, poniendo verdes a sus acusadores, algo que queda plasmado en la famosa "Apología de Sócrates", escrita por Platón...  pero yo paso de poner tan verdes a mis "acusadores"...  más bien, a mis "barcos hundidos", aunque un poquito azules, eso sí. No son más que barcos hundidos porque pelearon conmigo y perdieron; me involucraron en crueles batallas y los hundí, y ahora, desde el fondo del océano, me miran con desprecio e intentan hundirme, pero olvidan algo que llevo a bordo y que hace que hundirme sea más imposible que meter la polla en el agujero de una lata de Coca-Cola: la indiferencia. Esa cosa impermeable que hace que mi barco y mi encantadora Oficial de Primera sean más que suficiente para salir adelante. No me importa nada más.
Lo único que quiero es que acabe esta mierda de mes (lo siento, porque es mayo, pero salvo por una persona, el mesecito se está coronando!), que llegue junio, que acabe el curso y dejar de ver todas esas caras hipócritas, que a la cara te sonríen, y por la espalda te apuñalan; que acabe el curso y poder dedicarme a pintar, pintar y pintar, acondicionar un poco más el desván y pasarme allí las horas muertas, pintando, fumando y escuchando música.
Ganas de que pasen algunos meses y alejarme de todo esto, de toda esta gente. De toda esta gente que a lo máximo que aspira es a casarse con cualquiera y tener un par de hijos malcriados, meterse en alguna hipoteca insostenible y formar parte del resto de población inconsciente que contribuye al deterioro de los sistemas sociales actuales...  yo, por mi parte, me alejaré todo lo que pueda, con cierta persona, a ver si juntos nos podemos olvidar de todo lo que una vez nos hizo daño, aquí en Madrid.
Lejos, muy lejos, hasta que se acabe la gasolina y paremos a repostar. Y entonces, aún más lejos, donde no nos encuentren, donde no nos sigan el rastro, donde no nos puedan volver a destrozar la vida nunca más.

domingo, 8 de mayo de 2011

MAYO

Qué bueno! Goya me retrató mucho antes de nacer!
Este cuadro son los fusilamientos del 3 de mayo de 1808, pintado para reflejar las represalias tras el levantamiento de los madrileños contra la opresión francesa...  y salgo yo!

Es una manera de simbolizar cómo, sin saberlo a ciencia cierta, tengo la insistente sensación de que en mayo el universo conspira contra mí y hace que todo se vaya a la mierda en cuestión de semanas, de días... aunque, todo hay que decirlo, este año tengo un comodín contra ese despreciable destino y hay algo que me hace feliz! (ya sabemos lo que quién es). Aun así, me toca los cataplines que, año tras año, llegue el mes de mayo, con lo bonito que es, con la primavera, con mi cumpleaños, con el final del curso...  y nada de eso. Todo se empieza a torcer; si no es con la puta gentuza de clase, es con la puta gentuza de la familia, y si no, con el electricista.
Qué cojones le pasa a la gente, que se aburren tanto que no tienen nada mejor que hacer que meter sus narices donde se las van a cortar. Qué le pasa al mundo, que de repente deja de girar y nos morimos todos de frío o de calor. Qué le pasa al mes de mayo, que en 1808 fusilan a los rebeldes madrileños y en 2010 y 2011 me estropean la existencia. Qué es lo que pasa.
Aun así, me da igual. Asumiré todas estas "mierdas" como las mierdas que vienen durante otros meses; simplemente son obstáculos de la vida, con los que aprendes siempre algo positivo, no? Pues ya está. Yo a vivir, a estudiar, a tocar y a pintar, que ya va apeteciendo.
Como demostró no sé qué autor en no sé qué año de la segunda mitad del siglo XVI, los que me intentan destrozar la vida no merecen ni un minuto de mi tiempo, ni un Julio de mi energía, ni un aliento de mis pulmones, ni un pensamiento en mi cabeza, ni una palabra en mi boca, ni una letra en mis escritos.
Así que ¡Feliz No Navidad a todos!
...y feliz mayo.