jueves, 15 de diciembre de 2011

Cansado de entierros y de batallas

Normalmente la gente sufre por el mundo y se pasa las batallas deseando volver a casa. Pero ese no es tu caso, es precisamente al revés. Te has pasado media vida librando batallas, por así decilo, dentro de casa. No estrictamente dentro de tu casa, pero sí en un espacio reducido y sin salir de él. Batallas en el colegio, en el insituto, en el barrio. Lo único que conoces de tu puta mierda de barrio son las desgracias de la gente, la decepción, la degradación de todo el país concentrada en unas pocas calles entre las que se mueve toda tu pérdida en la causa. La única experiencia que te queda de "dentro de casa" es la basura de la que quieres huir. Vidas destrozadas que sólo quieren arrastrar la tuya y destrozarla también. Gente desesperada, que lo ha perdido todo, absolutamente todo cognitivamente, que lo único que conocen del mundo exterior son las mentiras que les inculcan a través de la televisión, pero que nunca han salido de sus calles para comprobar lo que hay más allá de lo que sus narices no quieren que vean. Gente que tiene miedo de vivir, porque nadie les ha enseñado a hacerlo. Gente que va a su trabajo o a su insituto sin saber por qué y sin saber que pertenecen a la parte más estancada e ignorada del complejo en el que nos movemos. Gente que vive en la oscuridad.
Y tú.
Tú te has cansado de la oscuridad...  porque en algunas ocasiones has conocido lo que es la luz, y no quieres dejar de verla nunca más. Has conocido lo que hay más allá, lo que el resto de gente se está perdiendo. Has salido de tu barrio (y no sólo físicamente, claro está); de alguna manera has sabido recoger del exterior todo aquello que los demás no han aprendido a aprovechar, a recibir. Has conocido que hay vida más allá del barro en el que todos los demás están atrapados, y no quieres renunciar a la posibilidad de pertenecer a ella, en algún momento. Estás cansado de tantas batallas innecesarias, por causas que sólo a los ignorantes que te acompañan aportan algún sentido, pues para ti los problemas deben ser mucho más grandes para ser considerados como tal, y las cosas tienen que ser mucho más grandes para generar cierto interés; tan grandes, que a esa gente desgraciada resultan inalcanzables, hasta el punto de querer impedir a toda costa que tú las alcances. La envidia es como los clásicos de la literatura: nace en un determinado momento, pero nunca muere.
Y tú te has cansado de intentar matarla por todos los medios, al menos por los medios legítimos, por los medios dignos, aquellos que no te rebajan al nivel de ignorancia y resignación necesarios para ser uno más de todos los decaídos, y que de esa forma dejen de fijarse en ti para intentar abatirte. Pero aun así te has cansado. Estás harto de que cada vez que llega el mes de mayo o junio te pongas todo orgulloso a escribir que has "enterrado mentalmente" a esa gente que te ha hecho la vida imposible por la simple razón de ser alguien; te has cansado de que al acabar el verano (ahora incluso antes de que esto suceda) todos esos muertos enterrados resuciten de sus tumbas porque antes de morir bebieron algo llamado envidia y son incapaces de marchar tranquilos; cansado de que esos muertos vuelvan a la puerta de tu casa para recordarte lo mal que se sienten porque por culpa de tu lucidez han podido ver que no son nadie. Te has cansado de vagar por las mismas calles y los mismos pasillos escondiéndote de personas que van a por ti, que no descansan, que están pendientes, que te siguen, y que por mucho que te desprecien, no pierden detalle de lo que haces con tu vida, porque la suya está tan vacía que sólo pueden llenarla con algo de semejante despreciabilidad en todos los sentidos. Ale, una palabra nueva para el diccionario.
Tanto es esto así, que, como está escrito al principio de la entrada, estás como un loco por salir de toda esta mierda (igual que todos los años, sin éxito), por abandonar toda esta decadencia y toda esta envidia corrosiva y resignada de quienes han perdido la ilusión por vivir incluso antes de nacer; andas desesperado por poder dar una estacada mortal a todos esos muertos vivientes y que no puedan volver nunca más a tu mente, y lo más importante, que tú no puedas volver nunca más a la suya.
Estás cansado de batallas y de entierros y por eso, porque lo único que has visto del exterior es la belleza de la vida, y lo único que has visto aquí son perfectos ejemplos de lo que pasa cuando la gente tiene la cabeza vacía, por eso y por todo lo que este blog alberga en su historial, tienen tanto sentido los dos primeros versos de la canción de Editors a la que estás enganchado: "We can never go home, we no longer have one", y por esa misma exquisita razón, y no por otra, tiene tanto sentido aquella frase, anteriormente mencionada en entradas relativas a Irlanda, aquella frase que pronunciaste por teléfono la última noche en el jardín de los Conlon: "mamá, no quiero volver".