miércoles, 29 de mayo de 2013

Viajes en el tiempo

Puede que sólo se trate de recuperar pequeños fragmentos de lo que una vez fue hermoso. Solamente eso. Pero qué triste, si es así, que todo consista en vivir asomándonos de vez en cuando a ese pasado que marchó impune a lo más profundo de nuestro dolor. Y qué impotencia al ver que gran parte de esa vida que alguien vivió por nosotros, toda esa basura que hemos intentado sin éxito esconder en nuestro olvido más lejano, sólo sirve para pensar que realmente no hemos vivido. No existe un pasado. El que existió queda tan lejos y se parece tan poco a lo que hoy somos, que prácticamente no lo hay; hemos negado los malos recuerdos, y los buenos han huido al ver el desconsuelo de unos ojos húmedos al final de cada historia para enmarcar. Todos metidos en una caja explosiva que nadie se atreverá a abrir por nosotros, y mucho menos nosotros; culpables, inocentes cómplices de todas aquellas cartas que quedaron sin escribir y que, sin embargo, permanecen en nuestra memoria, tal y como las habríamos redactado para lograr, aun a riesgo de un eterno fracaso, ese grito de libertad que nadie espera volver a oír al final de cada guerra: "¡somos libres! ¡somos libres!".

A la memoria de Aurélie Bézu.

No hay comentarios:

Publicar un comentario