sábado, 12 de marzo de 2011

UN AÑO CON ESTE BLOG A CUESTAS

Cuánto tiempo sin escribir...   ahora que lo pienso, exactamente por estas fechas hace justo un año que publiqué mi primera entrada en este blog. Tenía otro nombre: "Just looking for the truth"; recuerdo que dos o tres meses después cambié el nombre y el dominio a "En contra de los tiempos", y hasta ahora.
¿Y qué es lo mejor que tengo que decir después de un año? Fumar no mola. Qué quedó de ese propósito de año nuevo, "I won't start smoking"...  todavía no es tarde.
Haciendo memoria, recuerdo que empecé a escribir este blog por diversión, por compartir en la intimidad lo que a nadie me atrevía a decir directamente, pero sí dejando que otros me leyeran. Me puse a seguir unos cuantos blogs; yo empecé con tres seguidores, y ahora quince, no está mal. A mí me vale. Después esto de escribir se convirtió en una especie de necesidad, un vicio, una vía de escape para quien quisiera leer mis aburridas líneas, y para mi sorpresa, había quien disfrutaba leyendo mis pajas mentales y demás memeces. Allá atrás quedan aquellas pequeñas "reflexiones" sobre la libertad, la verdad, la tristeza, la soledad...  andaba rodeado de amigos, de follones, de quedadas, de fotos, de malos rollos, de esperanzas...  Terminando un bonito curso, 4º de la ESO, que aunque acabó de forma un poco atropellada y con ciertos rincones de sombra, siempre recordaré como un curso memorable por todo lo bueno que me dio en ciertos sentidos, sobre todo por ese famoso viaje, "Salou 2010", que dentro de no mucho describiré en una entrada en plan nostálgico, por si a alguien le trae recuerdos. Empezaron los ensayos con un grupo que se desmoronó igual que se había formado: lentamente. Empezaron las injusticias escolares de la misma forma en que se esfumaron: lentamente. Empezaron los días de soledad de la misma forma en que debían empezar, lentamente...  pero no como acabaron. Acabaron de sopetón, de la noche a la mañana, en cuestión de unos días, allá por octubre-noviembre del pasado año :)
Un verano sin ninguna expectativa, sin prisas, sin ganas de ver casi a nadie, sólo de tocar mi guitarra en la intimidad, ganas de escapar de todo, de que algo cambiara...  y cambió. Ya lo creo que cambió.
Pero aun así, aunque el curso se vio sombreado en esos ciertos sentidos, también tuvo puntos de luz. Uno de ellos, quizá no el principal, pero sí el más importante, fue esa complicidad en la que anduvimos un par de amigos y yo, una señora llamada Blanca y yo, un señorito llamado Jota y yo, otro señorito llamado Pablo y yo, y los odios transitorios a ciertas personas descritas en cierta entrada escrita en cierto momento en que me harté de todo, justo antes de que nos dieran las notas finales y nos mandaran a nuestra casa. No recuerdo haber tenido vacaciones más deseadas que las del curso pasado; aquella semana a mis anchas por el paseo marítimo, disfrutando del pescaíto malagueño y la cultura hotelera (cama-tumbona, tumbona-comedor, comedor-playa, playa-cama...); después unas semanas de tranquilidad absoluta en mi soledad por Madrid y después, y para rematar y estropearlo todo, cierto período amargo en tierras del Este que parecía no acabar nunca. Sólo entonces cambiaron de verdad las cosas. A partir de ese momento, con el inicio del nuevo curso, con los compañeros de siempre y los nuevos (ahora siguen siendo los de siempre, no hay sitio para los nuevos, no esta vez), con las innovaciones en las asignaturas, con los recuerdos y las fotos de todo un año memorable por los brillos en medio de la noche, con esa esperanza que nunca se apagó y que al final encontró su recompensa, esa esperanza alargada en el tiempo que me hizo convertirme en quien no era...  y por extraño que parezca, el fin de esa esperanza amarga me devolvió a lo que yo siempre fui y he querido seguir siendo, esa persona que siempre tiene algún motivo para sonreír y a la vez otro para estar serio, sin nada que me hiciera llorar. Y gracias a eso nuevo que llegó, puedo presumir de no haber cambiado lo que fui desde siempre. Aunque esa persona que llegó a mi vida haya supuesto algo completamente nuevo y que, se supone que debería haberme cambiado radicalmente, sólo lo ha hecho en parte. ¿En qué parte? En la de devolverme la felicidad y la esperanza de pensar que todo merece la pena, pase lo que pase. Pero en lo demás no me cambió, y nada podría hacerlo. Me siguen haciendo gracia la misma clase de chistes, me siguen deprimiendo los mismos temas, me siguen gustando las películas de vaqueros y de la Segunda Guerra Mundial, me siguen calentando las mismas injusticias, sigo defendiendo lo que antes defendía, sigo siendo fan número uno de Amaral, sigo teniendo curiosidad por otros ciertos temas, sigo siendo adicto al telediario de las 3, sigo pensando en mis lecturas nocturnas...  así que no te preocupes, pequeña, que tu 'Alees' no ha cambiado ni lo va a hacer...
Cuando una persona te dice que no cambies (y ese fue en primer lugar mi tío Fernando) es porque hay algo en ti que realmente tiene un valor que no debe marcharse; es porque hay algo en ti que te hace diferente del resto, algo que esa persona admira en ti...  y cuando te lo dice una segunda persona, ya no puedes dudarlo ni un instante. Solución: no cambies. Dificultad: no importa la dificultad. Por tanto, es pan comido, y más cuando hay alguien que me importa...  y no sólo eso. También por mi mismo; creo que yo también he aprendido a valorar lo que no quiero ni quieren que deje de ser. Y así se mantendrá. Sigo utilizando el mismo perfume.

Pero regresando al tema, y dando por concluida la entrada, que no quiero que esto se convierta en otro "repaso" del 2010, simplemente decir eso; que este blog cumple un año y estoy orgulloso de haberlo creado y del progreso que ha seguido.
A los lectores y seguidores, espero que hasta ahora hayáis disfrutado con mis entradas y mis descarrilamientos en esto de la "teenage", que me sigue quedando pequeña, pero me encanta escribirla.
A esa persona por la cual empecé a escribir todo esto, gracias por ayudarme a creer que es posible hacer algo especial a largo plazo. Ahora lo he comprobado, y no sólo me refiero al blog. Gracias :)
A mon père, después de meterte tanto entre mis líneas, supongo que seguiré haciéndolo, aunque no con tanta frecuencia, pero seguirás dando la lata en los títulos de algunas de mis locuras, sean cuales sean. Yo también te pedí que no cambiaras.
A mis compis y antiguos amigos que siempre me reservaron un sitio en su corazón, desde aquí, y sé que lo van a leer, gracias por quitar parte de toda esa amargura; vosotros también tendréis siempre un sitio en mi pequeño corazón.
A mi chica, que empezó a formar parte de todo esto sin apenas darnos cuenta, y que ha cambiado radicalmente ciertos aspectos de mi vida, también gracias; no por algo en concreto, sino por TODO  al mismo tiempo; por hacerme feliz, por enseñarme que esas historias de amor de las películas no son ciencia ficción, por salvarme del abismo que me esperaba a la vuelta de los meses...  todavía hay muchas canciones que te tengo que dedicar :)

Este tren sigue adelante y por el momento no va a parar; que se suba quien pueda o quien sepa; de momento, los que están a bordo no se van a ir. Ale, un año ya!

No hay comentarios:

Publicar un comentario