martes, 6 de septiembre de 2011

La dulce niña de mis ojos

Siempre preguntándote por qué las canciones comerciales tienen tanto éxito, y finalmente, sin que el hecho de que te guste más o menos sea relevante, terminas aceptando que la persona de la que hablan las letras, normalmente, puede ser cualquiera. Cualquiera que escucha una determinada canción, piensa en sus propios asuntos, amores, desamores, o de lo que sea que hable el cantante, como si esa canción en concreto estuviera únicamente diseñada para una persona en concreto. Eso es lo que se logra hablando de un tema sin poner nombres propios. Es gracioso. Utilizan nombres genéricos, frases impersonales, elementos indeterminados, con los que cada cual puede hacerse con los sentimientos de quien creó la letra, incluso la música.
"La melancolía es un licor bien caro, y no te has dado cuenta, ya te ha emborrachado"; "Se van las últimas luces y acaba la función, se van y tú estás ausente. Se van por siempre, pero a pesar de todo siento que te extraño. Se van por siempre, pero a pesar de todo sigo aquí".
Y sí, como si Eva y Juan hubiesen escrito estas líneas sólo para mí, y sólo para este momento, AQUÍ SIGO, y sí, tú siempre fuiste la dulce niña de mis ojos, la mejor barca del mar.
Te quiero.


PD: A partir de hoy, el blog (siempre que me guste el resultado) sufrirá una serie de cambios en el diseño. No conozco su gravedad, pero pretenderé que, aunque el contenido sea el mismo, cambie un poco la forma de verlo a la hora de entrar, algo más acorde con lo que siempre he querido ser cuando me convierto en un rectángulo con objetos Java entre medias.

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