jueves, 24 de noviembre de 2011

A veces pienso que soy Mark Knopfler

No hay nada comparable a las caras que pone Mark Knopfler en sus conciertos a partir de los 90, cuando adquiere ese rol de hombre experimentado y azotado por tantas tormentas, ese hombre cansado de la guerra, que habla del amor como de un lejano juego al que nunca supo ganar la partida...   Esos ojos que suele poner cuando toca "Romeo and Juliet", cuando le toca cantar "And all I do is miss you and the way we used to be; and all I do is keep the beat bad company", esos párpados cansados en los que se revela que en el momento en que pronuncia tales palabras no puede evitar tener en su mente a saber qué recuerdo, a saber a qué mujer, algo que sólo el conoce, pero que todos podemos experimentar con nuestros propios recuerdos. Los ojos de eso hombre reflejan a la perfección lo que sólo siente alguien de su edad que, como se puede comprobar en su trayectoria y en los conciertos, se encuentra ya muy lejos de las cosas de las que habla, y se ve que lo hace casi por obligación, porque la letra lo dicta y así está organizado. Imagino a ese hombre componiendo sus canciones a solas en su cuarto, con un paquete de cigarrillos sobre la mesa, uno de pañuelos sobre la cama, y un bloc de notas sobre las piernas. Nada es comparable cuando llega el instante en que se le quiebra la voz y parece que los sentimientos no quieren salir de su boca, que quieren quedarse para siempre encerrados en ese corazón roto, en esa guitarra perfecta pero salpicada de la desdicha de quien la toca, esos dedos hábiles pero inmóviles ante el pánico de lo que se ha perdido, de lo que queda por perder, de lo que ya no queda por ganar. A veces pienso que soy Mark Knopfler. Después me despierto.

Papá, sube la música. Hoy no quiero pensar más.

1 comentario:

  1. Nunca he escuchado a Mark knopfler (golpeame) pero después de leerte lo haré :)

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