martes, 12 de octubre de 2010

12 de octubre

"...and the leaves that are green turn to brown" (Paul Simon).

Y qué será de hoy, 12 de octubre. Un día tan señalado en mi vida personal.
Qué será de hoy, que lo único que me queda de ella es un busto de granito esculpido con el cincel y el formón de mi recuerdo, a golpes del martillo del tiempo, que repercuten en mi cabeza año tras año.

12 de octubre, día de la hispanidad, día de la Virgen del Pilar, fiesta nacional. Todos contentos porque no tienen que ir al trabajo, y yo aquí, delante de un teclado, con cinco folios por delante para entregar mañana, y con este pesar que recaerá sobre mí cada 12 de octubre. Que aunque pasen treinta años, me seguiré acordando de lo mismo cuando sea doce del diez. Desfile de las fuerzas armadas en la tele, comida familiar en casa, tarde relajada y tiendas cerradas. No queda otra que irse de garitos por el Madrid de los gatos hasta que el reloj se pare en la madrugada, hasta que las agujas se cansen de esperar y los cubatas se congelen.
Escuchar a Luis Ramiro y montar en un Citröen para volver a casa. Bendito diésel, cómo se nota en las subidas y en los puertos de montaña. Que lo único que quería era visitar San Martín. Después regresar a Villanueva pasando por las Omañas y dejar atrás La Adrada para volver a ver los cuatro pilares del cielo de la ciudad, desde arriba, desde las laderas de Guadarrama. Pasar por Las Rozas, por la sede del C.N.I; coger la radial por el sur y regresar a un barrio angosto y lleno de peculiaridades que no dejan de ser mías, para volver a soñar otro mundo desde la misma habitación. En el espacio, el sueño de abandonarlo todo, de llenar el depósito, llenar al cartera y echar kilómetros hacia donde sea. En el tiempo, el sueño de regresar al mismo 12 de octubre de hace dos años, o incluso al de hace tres, y soñar con un presente alternativo, llamado futuro por aquel entonces.
Que ya se lo dije al 2010 en la víspera de la cena de fin de año: "Querido 2010, no más amores imposibles, no más trampas, no mas trucos, sólo quiero vivir"...  ¿Te acuerdas, 2010? Ya te escribiré otra carta junto con la de 2011, ya hablaremos tú y yo.
8:55 am; música no muy alta, cielo casi completamente despejado. Puedo ver las antenas de mi propio tejado reflejadas en los ventanales de en frente. Las persianas aún están bajadas. Ni si quiera pasan coches. Podría echarme una siestecita sobre la calzada y desayunar sobre algún paso de peatones.
Chaqueta de cuero y zapatos negros, cinturón liso y guantes de piel, vaqueros oscuros y una niebla disipada que enfría las ideas.
Un 12  de octubre muy típico, que no sólo atormenta mi memoria, porque estas cosas siempre van de dos en dos, como las noticias. Un 12 de octubre, seguramente largo, que acabará igual que empezó: mis ojos fijos en la ventana, observando la soledad; mis manos fijas en el teclado, capturando la eternidad.

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