sábado, 2 de octubre de 2010

De una dichosa foto

No es tu lugar de evasión ni nada por el estilo. No sueles ir nunca, ni si quiera una vez al año. Tu lugar de evasión es otro, y te trae ciertos recuerdos, te inspira ciertas sensaciones por las que lo has elegido como lugar de evasión, allí donde vas cuando necesitas pensar, alejarte, distraerte, allí donde el dolor no es tan fuerte si lo acompañas con un café calentito, allí donde los sueños están más cerca si miras hacia el cielo. Ese es tu lugar de evasión. Pero el que has visitado últimamente no es tu lugar de evasión, aunque puede que empiece a serlo a partir de ahora. Has ido por primera vez en mucho tiempo, pero no esperabas lo que te ha sucedido. Para ti el concepto de ese lugar era uno corriente, como cualquier otro. Aunque ya sabías lo que inspiraba ese lugar, las personas que solían ir allí cuando lo conociste, las personas con las que solías ir, aunque ya sabías que en cierto modo ese lugar ya estaba relacionado con tus orígenes, nunca te habrías imaginado lo que iba a sucederte hoy. Una extraña experiencia. Un lugar tan conocido, tan famoso, tan visitado, tan desapercibido, se ha convertido en lo que te faltaba para darte cuenta del giro que ha dado tu vida en los últimos años.
Lo has visitado, has ido y has vuelto. Estás de vuelta y aparentemente no ha sucedido nada extraño, pero la foto...  porque claro, siempre hay una foto. Las fotos tienen la culpa de todo. Ya tienes una foto de ese lugar en la actualidad, parecida a la misma foto del mismo lugar hace ya unos cuantos años. Y otras fotos de otros momentos y lugares a lo largo de tu vida. Siempre hay alguna foto, algún lugar, algún momento especial y significativo por razones que sólo tú conoces.
Te ha venido a la cabeza algo parecido a eso de "tras la tempestad, viene la calma". Ahora estás en calma, has llegado a un estado más o menos óptimo, el que llevabas tiempo buscando, esperando, después de un montón de meses, de años viviendo una realidad que no era tuya, que no controlabas, que estabas obligado a vivir.
De repente te has puesto a mirar un montón de fotos de esa realidad, recordando cada momento y descubriendo que todos ellos se encontraban en ella, en esa realidad sobre la que no tenías ningún poder, pero sí responsabilidad. Tras mirar todas esas fotos, ya con cara de incomodidad, has visto de nuevo la que te has hecho hoy, y te ha entrado una sensación demasiado fuerte para haber sido provocada por una simple foto...  aunque a veces las fotos son verdaderas bombas de relojería, que cuando explotan delante de tus ojos, te dejan ciego de nostalgia y no te dejan ver otra cosa.
¿Y por qué has explotado con la foto de hoy? Porque hoy, por primera vez en mucho tiempo has sido feliz

Vale, ahora cambio de segunda persona a primera. Que no me avergüenza reconocer que me he emocionado con una foto que aparentemente tiene menos historia que una onda. Puede que sea algo efímero, algo que puede pasar desapercibido para otras personas, algo superficial y fugaz, pero para mí tiene más sentido que algunas fotos de hace diez años. En esa foto de hace unas horas miro mi cara y mis ojos, y en ellos veo el primer resquicio de felicidad mostrado en años, la primera muestra de felicidad inocente en muchísimo tiempo. He regresado a un lugar simbólico que marca la diferencia entre todo lo que ha pasado hasta ese momento y lo que debería haber sucedido realmente, aunque esa realidad haya llegado tarde hasta mí.
Por eso a veces me pregunto si los males son necesarios, si el sufrimiento es necesario para llegar a estos estados de emotividad que hasta una foto sin casi resolución puede causar. Me pregunto si de verdad merece la pena acumular tantos pensamientos negativos, tantas desdichas seguidas, acumular tanta tensión no liberada para después liberarla por cualquier cosa, con cualquier motivo, si merece la pena ser tan fuerte en los momentos malos para, ahora que han llegado los buenos, derrumbarme sobre mi mismo y echar a llorar por cualquier tontería que me recuerde cómo he llegado hasta aquí.
Ahora que soy feliz, o al menos eso parece por el momento, no sé por qué, me he vuelto más sensible. Puede que esto se acabe pronto, pero no me importa. Lo que me importa es que ha sucedido. A veces sonrío, me emociono, pero no por haber conseguido nada, sino por haber descubierto que esto existía. Pensaba que no era posible y sin embargo aquí estoy.
He pasado meses y años de mi vida viajando por el tiempo y por el espacio, de un lugar a otro, recibiendo golpes por todos lados, preso de no atreverme a tomar una decisión responsable, preso de la cobardía, preso de la infelicidad y del inconformismo, dando vueltas por lugares remotos, y ahora, ahora vengo por aquí, por un sitio que está bien cerca de casa y me pasa esto. Un lugar simbólico que me ha recordado mis orígenes en lo que antes o después se iba a repetir. He vuelto a verme con dos ó tres años, cuando nada de esto anterior había pasado, cuando esta mierda todavía no caía sobre mi espalda, cuando aprendí a ser feliz. He regresado al pasado y he dado un enorme salto hasta el presente sin pasar por lo que había en medio. Es como haberme librado de lo que aún pesa dentro de mi memoria, como haber superado aquello que pensaba que era único, habiendo descubierto que aquella sensación de inocente niñez se podía recuperar. La he recuperado.
He recuperado la autenticidad regresando a ese lugar que siempre ha estado ahí, pero para el cual no siempre he estado yo, porque ha estado esperando a que mi vida diera todos estos giros, esperando a que yo fuera feliz, para venir y hacerme ver que soy como desde mi origen quise ser, porque ahora que tengo poder de decisión, me he librado de lo que me encadenaba y he trazado un estrecho y amistoso lazo que une mi presente con mi pasado más lejano, con aquel que sólo podía añorar durante el tiempo intermedio, mientras era infeliz, pero ahora que vuelvo a vivir como tenía que haberlo hecho, lo único que quiero es escribir una vida de verdad, deshacerme de lo que no vale y seguir adelante con el equipaje que he tenido desde el principio, el que siempre estuvo hecho para mí. Lo que ha habido entre medias ya no es nada.
Lo único lamentable es que en mi memoria siempre quedarán recuerdos desafortunados de lo que sucedió a ciertas alturas de algunos años, durante ciertos períodos de algunos años, durante ese período que me separa de mi origen.
Ahora que he regresado a mi origen se supone que debería estar pletórico, pero en lugar de eso, no hago más que mojar pañuelos y encerrarme para que no vean cómo estoy. Y cuando vuelvo a leer esto me vuelve a suceder lo mismo, no cambia.

En cierto modo creo que esto sucede porque aún me falta algo, me faltas tú. Siempre me faltaste. Incluso fuiste tú quien protagonizó esos tiempos intermedios de infelicidad, quien se personificó como causa de todos esos calvarios situacionales en los que siempre me hallé inmerso, y sería de tontos intentar ahora cambiar lo que no perteneció al pasado e intentar que sea como desde un principio debió ser. Puede que me comporte como un loco al intentarlo, pero si hay un deseo que tengo desde antes de que todo esto pasara, ese deseo eres tú, ese deseo es completar mi vida vacía con lo único que me ha faltado siempre, contigo. Escribir con fotos lo que no hemos vivido juntos, escribir en el recuerdo lo que nunca ha sucedido, quiero intentarlo antes de que sea demasiado tarde para recuperar una bala perdida.
Aquí abajo adjuntaré la foto para que todo el mundo vea lo anodina que parece aparentemente, y espero tener algún día el valor suficiente para decirte que eres esa persona, para explicarte lo que no supiste ver, para ir en tu busca y quedarme a tu lado y que no puedas volver a escapar nunca más.





De esta foto, lo importante es, y siempre lo será, el lugar donde fue tomada.

No hay comentarios:

Publicar un comentario