miércoles, 29 de septiembre de 2010

Y sobre las entradas, esta entrada.

No hay nada que me de más rabia que dejarme el archivador en clase con todos los apuntes y no poder hacer los deberes ni estudiar ni terminar un trabajo que precisamente hay que entregar mañana y que precisamente estaba por completar dentro de ese archivador. Y lo peor de todo es el sentimiento de laguna mental que tengo al no poder recordar qué fue lo último que hice con él...  esperemos que esté en su sitio.
Pero hoy no voy a escribir sobre mis desgracias puntuales, ya que cada uno tiene las suyas y son algo muy molesto, como para insistir en ello en un blog. Por eso he decidido que siempre que pueda, y a menos que no pueda evitarlo porque el caso lo exige, intentaré escribir sobre cosas agradables, sobre cosas curiosas o de cualquier clase, pero siempre algo que no sea desagradable de leer. Cierto es que yo me siento a escribir aquí las cosas que me inquietan y mi punto de vista, pero también es verdad que cuando me pongo a leer blogs no voy buscando que la gente escriba sus problemas, diciendo lo mal que está el mundo y lo infeliz que ha de ser uno..  bueno, un poquito sí, me gusta leer cosas pesimistas, pero llega un punto en el que la gente también busca algo de distracción, algo con lo que olvidar los problemas y cambiar de estado de ánimo, al menos de humor.
También pasa cuando vemos una película. A veces nos gustan de acción, o de esas de llorar al final, o algo dramático o que nos enseñe algo, ciencia ficción, intriga, películas en las que haya que comerse la cabeza, pero también existe un género útil para la distracción y el olvido de los problemas: la comedia. No es el único género que consigue esto, pero sí el que mejor lo hace. Posiblemente no aprendas nada cuando termine la película, pero te ha hecho reír y eso es lo importante. Cuando terminas de verla no tienes el mismo estado mental que cuando empezaste, y con un poco de suerte, habrás memorizado unos cuantos chascarrillos graciosos con los que reírte con tus amigos durante un par de semanas.
Se suponía que tampoco iba a hablar de géneros cinematográficos, aunque ya se me ha olvidado por completo lo que tenía pensado. Algún día me acordaré. Ya sé que es un poco incómodo leer tantas parrafadas que no dicen nada, tanto rollo sin un objetivo fijado desde el principio, ya lo sé, lo siento. Por lo menos estarás disfrutando un poco de mi banda sonora de Coldplay y Amaral, o eso espero.

Creo que iba a hablar del Bachillerato y de cómo veo el curso que se presenta junto con este otoño lleno de optimismo y un año que se ha llenado de resultados...  de lo que seguro no iba a hablar es del acontecimiento que está saturando esta semana los telediarios: la huelga general del 29 de septiembre. ¿Por qué? Porque he decidido no expresar si estoy a favor o en contra, no sólo de la huelga, sino de lo que conlleva precisamente el hecho de estar a favor o en contra. La ideología que se esconde detrás de los sindicalistas que la promueven, la que se esconde detrás de los opositores, los sistemas empleados por cada parte para conseguir sus objetivos, los medios utilizados, los fines fijados...   he decidido que nunca más (espero ser capaz de cumplirlo) hablaré de política ni de nada relacionado, a no ser que me pregunten, porque he descubierto que hay personas que no saben distinguir qué parte de uno es importante en cuanto a la política, y separarla de la propia persona como amigo o cualquier otro tipo de relación que se tenga con ella. No es por miedo a ser juzgado, sino por miedo a que mi vida personal o profesional se vea afectada a consecuencia de que alguien no sepa respetar o ignorar mis ideas (o las de cualquiera) a la hora de juzgarme con otros deberes (amistad, trabajo, etc.); algún día, no muy lejano, intentaré escribir sobre esto de forma imparcial, sin defender ni atacar a nadie, para expresar mi opinión sobre la inestabilidad política, ideológica y cultural que se viene viviendo en España desde hace ya algún tiempo, de sus causas, de sus consecuencias, de sus posibles soluciones y de cómo pueden existir diversas concepciones de esta realidad precisamente en función del modo de pensar que tenga cada persona que se pare a pensar en esto.
Y además de esa razón para no mostrar mi postura, existen otras, como, por ejemplo, que no tengo por qué tener adoptada una sola postura, ni tengo por qué estar siempre de acuerdo con un lado y en contra del otro, porque, como dije hace tiempo en una de mis entradas, "apuntarse a una ideología es lo peor que se puede hacer", en cualquier caso; y como último motivo, que la política lo contamina todo. Siempre te acabas implicando, aunque no quieras, igual que cuando ves un programa de prensa rosa, tipo Salsa Rosa, Sálvame, etc; ese tipo de programas que sólo sirven para generar audiencia gracias a la implicación de los espectadores en una serie de discusiones que, paradójicamente, ya están escritas en un guión, preparadas y estudiadas. Volviendo a esto de la política, eso es lo que digo, que no voy a mostrar preferencia (o al menos lo intentaré) como objetivo de mis entradas; intentaré expresar mis ideas, de lo que pueda estar bien o mal, como si fuera yo el inventor y el descubridor de lo que defiendo, sin que nadie me haya tenido que convencer con un color o con otro. El que quiera ver colores es porque los lleva en los ojos, pero intentaré escribir en blanco y negro, en gris, ya digo que de forma imparcial de cara al exterior, no sé si me explico bien. Demasiada retórica y ya estoy llegando al límite de lo que considero una entrada cómoda de leer, ya que esta entrada no es del todo significativa en lo que respecta al lector, a ti, sino que tiene que ver sólo conmigo y con el blog, ya que acabo de intentar explicar la forma en que pretendo que sean mis entradas a partir de ahora, aunque tampoco puedo garantizar nada, porque no conozco el futuro y alomejor me arrepiento de lo que estoy escribiendo.
De ahí, ahora, redundar precisamente que soy consciente completamente de todo cuando escribo; de si estoy expresándome en algo personal, en algo que puede implicar al lector, o no, en algo que defiende una ideología que el lector podría no compartir, en algo interesante, algo aburrido, como en este caso, pero que no puedo dejar sin publicar, la forma en que lo escribo, si es muy monótono, si soy muy pedante con las retóricas y las figuras literarias, aunque no las suelo utilizar, si me estoy perdiendo en un mar de ideas desordenadas que acabaré sin comprender, lo que pensará el lector cuando termine de leer, si terminará de leer o no, por qué... es decir, lo tengo en cuenta todo, hasta los puntos y las comas y cómo cambian el sentido de lo que digo sin ponerlo de otra determinada manera.
Aquí concluye esta entrada explicativa para ti, lector, que buscabas algo de distracción y has encontrado ésto, que parece más burocrático que literario, pero cuyo fin es mejorar la escritura y la lectura de mi blog, aunque te pido disculpas porque también soy consciente de que el texto que se apoya sobre esta línea es demasiado aburrido debido a la clase de información que contiene, aunque si le sigues el hilo, puede que hasta encuentres algo interesante.
Al menos (y siendo otra vez egoísta) he recuperado algo de mecanografía.

De todas formas, y dando por satisfecha mi necesidad espontánea e indefinida de estructurar la forma en que mis dedos se moverán sobre las teclas, me atrevo a predecir que las próximas entradas del blog tratarán de cosas más cómodas de leer, más interesantes, aunque más personales y por tanto menos generalizadas, pero más banales y apetecibles a la memoria y a la agudeza visual de cuando se lee algo con ganas.


.

No hay comentarios:

Publicar un comentario