jueves, 20 de enero de 2011

As time goes on

Es extraño esto de hacerse mayor...  aunque se suponía que esto debería escribirlo dentro de unos pocos meses, cuando sea mi cumpleaños y me ponga a reflexionar sobre el paso del tiempo, etc; pero me apetece hacerlo ahora, al menos en cierto sentido.
En primer lugar, siento haberos tenido diez días sin un par de líneas con las que aburriros; simplemente la vida de uno va cambiando, y hay temporadas en que me da por escribir a todas horas o, por el contrario, no escribir en semanas.
El caso es que me da rabia que las cosas sean de una determinada forma por ley de vida y no podamos hacer nada por evitarlo. Supongo que por eso lo llaman "ley de vida", aunque no estoy seguro. El caso es que cuando uno crece y va haciéndose mayor (o cada vez mayor), va adquiriendo ciertas capacidades, empieza a ver más cosas y a darse cuenta de más detalles que antes, incluso más que hace unos meses o unos años...  y sí, es cierto que a medida que nos suceden cosas (sean buenas o malas) nos vamos acostumbrando y vamos siendo cada vez menos susceptibles, menos impresionables...  pero a mí hay cosas que se me escapan. Yo sigo teniendo miedo de muchas cosas; sigo preocupándome por cosas que se supone que ya debería tener dominadas... los cambios me siguen afectando, y mucho; hasta el punto de empezar a considerarme estúpido, porque cometo errores que se supone que no debería cometer, dadas mi "madurez" y "experiencia"...  aunque yo dejé de tener de eso hace un par de meses; exactamente dos meses y ocho días. Cuando algo te empieza a importar, incluso más que tú mismo, pierdes la identidad, la voluntad...  muchas cosas dejan de tener sentido, muchas cosas dejan de preocuparte; ya no te tomas tan en serio tus estudios (lo cual no quiere decir que los descuides), ni otra infinidad de cosas por las que antes perdías la cabeza. Te das cuenta realmente de qué personas no pintaban nada en tu vida, y cuáles sí. Supongo que también es algo positivo, porque desde que me sucedió esto que cuento, soy otra persona, y no lo cambiaría por nada. Estoy completamente orgulloso de haber cambiado de identidad, de haber renovado mis prioridades, de haber descubierto otro lado de la vida, más adulto, más intenso...  y más perfecto!  Aunque, también es (todo hay que decirlo) peligroso en algún que otro sentido, porque esa perfección, esa felicidad que hay en mi vida...  depende de algo y exclusivamente de ese algo, aunque tampoco me preocupa...   porque creo que eso de lo que depende mi felicidad actual es algo fuerte, infranqueable, difícil de romper y de derribar, y de eso también estoy orgulloso.   :)
Llevo unos días extraños en los que, o me da por sonreír constantemente o por ir llorando por las esquinas y deprimirme hasta al observar una grapadora. Es de esas veces en que te preguntan: "¿Qué te pasa?", y la única respuesta posible es: "No lo sé"; porque, realmente no lo sabes ni tú.
Ay! Que ese no era el tema, que el tema era el paso del tiempo! Bueno, no pasa nada. Hoy me ha dado por escribir y mis dedos van solos, no hay quien los guíe.

En fin, que aunque en lo que va de año mi "estado anímico" haya sido algo irregular, estoy, otra vez, orgulloso de ser quien soy, de tener lo que tengo (y a quien tengo), de pensar como pienso, de preocuparme por lo que me preocupo y de tener las prioridades que tengo, seas cuales sean las consecuencias.


Y, ¡qué coño! Si cierta persona lee esto...
Un beso enorme y un  TE QUIERO del tamaño de la Catedral de León para la chica más guapa, más espectacular, más especial y más perfecta del mundo!

Y un brindis con sidra Asturiana, porque, aunque aparezca en el título de esta entrada, el tiempo ha dejado de existir para mí, aunque sólo sea por parte del deseo que me mueve, el deseo de que todo siga como está y no cambie nada, y si cambia, que sea a mejor!  :)
Chín, chín!

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