jueves, 9 de diciembre de 2010

Maneras de hacer el ridículo [ 1 ]

Definitivamente, eres gilipollas. Estás obsesionado con llorar, con ver películas dramáticas que te enseñen algo y con llorar, llorar y llorar. Para qué; por qué.
Odias que la gente te pregunte si estás bien, aunque lo estés deseando. No quieres decir que estás bien y que eres feliz, porque mentirías, y eso ya no te gusta hacerlo; pero si dices que estás mal, parecerás un desesperado que va buscando que alguien le preste atención para contarle las mierdas de su vida..   así que las escribes en este blog, que al menos si alguien se cansa de ti, cierra la página y no tiene que dejarte colgado mientras lloras por cualquier tontería. No te vale con pasar un mal rato o estar serio de vez en cuando...  tu ya estás directamente serio, eres aburrido para la gente, y cuando la cosa empeora, te pones a llorar. Lenta y discretamente, sin sollozar demasiado, pero tus ojos se empiezan a humedecer y ya no puedes decir que te sudan. Eso antes era normal, de vez en cuando...  pero ahora es un poco preocupante. Buscas películas de esas que te hacen llorar desde los primeros diez minutos, de las que te dejan marcado...  a lo masoquista, como si no tuvieras motivos suficientes. Alomejor te apetece ver cómo se deprime la gente por ahí, intentas encontrar algún indicio que te diga que tus motivos para llorar son insignificantes y que hay cosas más importantes por las que hacerlo. Tú tienes tus motivos, y nadie te los va a quitar, pero no crees que sean dignos de provocarte una solo llanto. Vas de sensible por la vida y lo cierto es que una simple canción te hace llorar, mientras hablas por teléfono se te escapa alguna que otra lágrima y lo único que quieres es romper a llorar de una vez por todas, a ver si acabas y te quedas agusto..  pero nunca es suficiente, porque ahora está oscuro. Sabes que está oscuro porque una vez viste la luz, y ahora no la hay...  ni la volverá a haber. Viste la luz de la ignorancia, de la felicidad gratuíta, de la niñez, de la inexperiencia, de la más absoluta certeza de que todo era perfecto y nada podía salir mal...   pero esa luz duró demasiado poco, y cada vez está más oscuro. Te han tratado tan mal que te cuesta asumirlo, te arrepientes de haber sobrevivido a todo aquello que ahora forma parte de un pasado que nunca desaparecerá. Y la gente sonriendo... cómo lo harán. Se supone que todos tienen tantos problemas como tú, o más...  y aún así son capaces de sonreír cada mañana y darte una lección de superación cada vez que te miran a los ojos, como diciendo: "eh, mira, que yo soy super fuerte y nunca lloro, soy demasiado fuerte como para que algo me haga perder la ilusión"; y se quedan tan anchos.
...y es un insulto que te vendan eso en la televisión. Que tu vida es perfecta, que no hay motivos para deprimirse, que tienes que aparentar que eres feliz en caso de no serlo...  pero a veces ves flaquear tus fuerzas y te cansas de sonreír cuando en realidad tienes ganas de llorar. Vaya, un recurso repetido. A veces piensas, qué pasa si ahora me da por dejar de ser un farsante...  pues que la gente te tomará por gilipollas, diciendo: mira, este va de víctima, se creerá importante y todo..."; así que no, no te lo puedes permitir...  salvo para la única persona que parece interesarse un poco por ti, la única persona en toda tu vida que no te ha tratado mal. Tú estabas acostumbrado a ser menospreciado, a ser tratado con hostilidad, con desconfianza, con dureza, con desinterés, sin respeto...   tan acostumbrado que ahora te duele que alguien se preocupe por ti y quiera hacer el sacrificio de ayudarte y de escucharte cuando tengas un problema, te duele y te cuesta comprender que alguien te haya dicho que pretende ser tu apoyo. Inaceptable. Prefieres seguir pensando que tú no eres digno de eso, que tú no te mereces eso ni nada parecido...   es la primera vez que alguien te da muestras de aprecio..  y correspondientemente, es la primera vez que quieres a alguien tanto que hasta te duele; la primera vez que amas a alguien más de lo que desea, y eso también te da miedo. Cuando todo se acabe, porque, según ella, se acabará, te pasarás las noches enteras llorando y empapando la almohada, como un puto colegial desconsolado y malcriado que sólo sabe deprimirse...  y te volverás a aficionar al café, y no dejarás de sollozar como una puta niña...  y entonces vas y le dices: Necesito un abrazo. Demasiadas primeras veces en muy poco tiempo. Nunca antes habías dicho a nadie que necesitabas un abrazo...   demasiado lo tienes que necesitar para decirle eso a alguien...  y entonces vas y lo dices, y te pones a llorar otra vez, como una magdalena, haciendo el ridículo a más no poder, y entonces todo va a peor, todo se vuelve más doloroso, más intenso...   y Rufus Wainwright no ayuda mucho que digamos...   y salir de clase en medio de la explicación para sentarte en la puta escalera con tus pensamientos tampoco es muy habitual, decirle después al profesor que necesitabas respirar, que últimamente no sabes qué te pasa...  es jodido.
Vas a comprar cualquier cosa con tu cara de depresión y, de repente, la dependienta deja de sonreír y pone cara de querer ayudarte, pero tú te das la vuelta y te vas, mirando al suelo, caminando como caminas tú, en plan tranquilo, en plan abatido, pero sin perder la dignidad. El cielo está gris, y eso te gusta, porque si estuviera azul, te jodería más. Te da envidia que los demás sean capaces de sonreír, aunque sea de mentira, y se puedan perimitir hablar de cosas banales sin ninguna otra preocupación.
En fin, que simplemente has descubierto que eres tonto, que tienes que madurar un poquito, aprender a vivir...   y esperar a que empiece a llover, que es lo que más deseas.

1 comentario:

  1. Pude ver reflejada una parte de mi en esta entrada, esa parte orgullosa que no quiere pedir ayuda sonriendo sin lamentarlo aunque en el interior este pidiendo a gritos ayuda.

    Es simplemente increible como lo as descrito, y es cierto que muchas veces es dificil seguir adelante y tambien es cierto que nuestra vida no es perfecta, ¿Pero sabes una cosa? yo creo que la felicidad reside en hacer felices a los demás, cuanto más aprecio la gente que me quiere y me apoyo en ellos no me hago más debil, sino que más fuerte.

    Perdona por este pedazo de comentario que entenderia que no te leyeras xD pero realmente me gusto mucho la entrada ;D

    ResponderEliminar